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NELSON HERRERA RIVEROS
Al momento del Golpe Militar, Nelson Herrera vivía en una cabaña del Campus de la Universidad de Concepción y desde allí presenció la ocupación militar de esa Casa de Estudios. Decidió abandonar la carrera de Sociología (que había comenzado en 1972) y regresó a Santiago.
Nelson había nacido en Talca el 17 de enero de 1953. Tenía 3 hermanos y sus padres eran funcionarios de FF.CC. del Estado. La madre lo describe como un niño sano inteligente, pero sobre todo muy independiente y seguro de si mismo. Quienes le conocieron afirman que sus rasgos más sobresalientes eran la alegría, la espontaneidad, la capacidad de trabajo. Como lo apasionaba la literatura griega, decidió aprender el griego para leer directamente a los clásicos.
A los 16 años había concluido la enseñanza media. Y luego de interrumpir sus estudios de sociología, ingresó a la Universidad de Chile a estudiar Filosofía, carrera que voluntariamente abandona para combatir frontalmente a la dictadura. En ese tiempo conoció a quien sería su compañera, Patricia Zalaquet.
Desde su época estudiantil Nelson era militante del MIR. Hablábamos mucho sobre el carácter atrasado y dependiente de nuestra sociedad y el rol fundamental que deben jugar las fuerzas populares para conquistar una auténtica democracia en Chile. Conocía Nelson en 1977, en septiembre estuve enamorada de aquel hombre inteligente, alegre, sencillo, consecuente en todos los planos de su vida. Caminábamos horas y horas hablando de nuestras historias personales, nuestra opción, nuestro futuro --cuenta Patricia--, íbamos casi siempre a una fuente de soda en Vicuña Mackenna, nos reíamos de la cara molesta del garzón, pues estábamos horas tomando sólo café y comiendo galletas que nosotros llevábamos.
En los años que siguen al Golpe de Estado, Nelson es un militante que se entrega de lleno a las tareas de reconstitución de su partido y al impulso de las primeras formas de resistencia popular, que va desde rayados clandestinos hasta la .intervención directa en las incipientes formas de organización de sectores populares donde demostró su gran iniciativa y su infatigable capacidad de trabajo. Posteriormente viaja a la zona sur del país donde debió dirigir un equipo partidario "...Loncón fue el apelativo cariñoso originado en el vocablo mapuche que significa jefe y también "cabeza" ...fue esencialmente un formador, un creador, un organizador... De esos "jefes" que dejan espacio aún para aprender equivocándose..." (palabras de un preso político).
La figura extrovertida y cálida del Nelson concitaba unánime simpatía y afecto. Un grupo de vecinas escribe a sus padres días después de su asesinato: "Queremos manifestarles que su hijo, junto a tantos jóvenes que luchando por nuestro pueblo oprimido han caído abatidos por una mano cobarde, nos inspira el respeto más profundo y sabemos que la historia de nuestra Patria ha de tener a Nelson y a tantos otros héroes en sus páginas.
Como madres nos sentimos responsables de no haber sabido defender la tan preciada democracia, en la cual nuestros hijos crecían en paz y libertad. Sabemos que ésta, nuestra misión de adultos, la estamos pagando muy caro con la vida de lo más sagrado que tenemos: nuestros hijos..."
Y un sobrino a los padres de Nelson: "Ha concluido otra jornada. El silencio de la medianoche provinciana hace más nítidos los sentimientos... y los recuerdos. Entre la niebla de los años idos, tal vez sus ojos claros... quizás la chispa singular de sus doce años... o la pasión de sus juveniles argumentos, es la imagen que me brinda el alma en estos tristes días, de mi primo Nelson.
Quisiera ser expresivo y sereno: quisiera compartir en la distancia vuestro dolor y al mismo tiempo brindarles mi solidaridad y reiterarles mi afecto. Ha concluido otra jornada, mis hijos duermen, pienso en ellos... proyecto al futuro... sufro... quisiera para ellos otro país..."
En diciembre de 1980 nació Javiera. "Un momento inolvidable", relata su compañera. "Ya éramos tres: una familia".
Esa familia se quebró drásticamente el 23 de agosto de 1984, cuando mataron a Nelson, que ya había llegado a ser en esa época miembro del Comité Central del MIR. "Los días previos al 23 de agosto, Nelson presintió su muerte", señala su compañera. "Escuché por radio sobre un enfrentamiento en Hualpencillo y me intranquilicé. A las cuatro y media de la tarde numerosos agentes de la CNI rodearon mi casa..."
Momentos antes, en el sector de la Vega Monumental, concurrido centro comercial de Concepción, dos jóvenes habían sido víctimas de la represión. Uno, Mario Lagos, acribillado allí mismo. El otro, Nelson Herrera Riveros, introducido en un siniestro vehículo de la policía política, reaparece con las manos esposadas y un balazo disparado en su frente.
De un poema dedicado a Nelson Herrera por Ignacio Vidaurrazaga, preso político de Concepción.
"...La bala
desgarró tejidos
pero sucedió lo que no esperaban
por ese orificioardienteBrotaron
quemante
manchado
con tu sangre
con su pólvora
pensamientos
despidos
promesas
recuerdos
y una sonrisa..."