EQUIPO NIZKOR |
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30jun06
Proteger a los desaparecidos.
Hombres armados, policías vestidos de civil irrumpen en su casa y se llevan a su marido o a su hermano, luego niegan haberlo detenido. ¿Estará vivo o muerto? Probablemente nunca se sepa. Torturado o asesinado, forma parte de la legión de desaparecidos, de esa "población fantasmal, tan próxima y tan lejana a la vez", referida por Julio Cortázar, el gran escritor argentino.
Hoy la comunidad internacional no puede dejar de interesarse por el problema de las "desapariciones" en cualquier lugar del mundo. Cada día, hombres y mujeres de todos los continentes "desaparecen", por ser defensores de los derechos humanos, porque las circunstancias lo tornan en opositores al gobierno, o simplemente porque piden justicia. Sus derechos son conculcados, su existencia pasa al mundo del silencio.
No son casos aislados, son hechos intolerables que, según las Naciones Unidas, tan sólo en el año 2005 han afectado a 535 personas. Desde 1980 se registran 41.000 casos de desapariciones, que aún no han sido resueltos. No sólo se trata de los sufrimientos padecidos por las propias víctimas, sino también por sus familias, que viven desde hace décadas en el dolor y en la incertidumbre.
A sesenta años de la creación de las Naciones Unidas, la comunidad internacional debe dar una respuesta a estas violaciones de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este es el sentido de la iniciativa que Francia y la Argentina, junto con otros países y las organizaciones de la sociedad civil, han liderado para poner fin a estas prácticas inaceptables.
Juntos hemos elaborado un Proyecto de Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.
Se trata ante todo de un instrumento de prevención. La Convención impone a los Estados la obligación de prevenir las desapariciones y de sancionar a los culpables, además de prohibir la detención clandestina. Por otra parte, consagra el derecho de las familias y organismos a conocer el destino de los detenidos. Prevé, también, un mecanismo de supervisión de los compromisos contraídos por los Estados.
Esta Convención significa un avance sustancial en la construcción de un derecho internacional al servicio de la persona humana. Las instancias internacionales creadas en 1945, luego de un conflicto caracterizado por la industrialización de la muerte y la negación de los principios humanistas, deben reafirmar constantemente el imperio del derecho y la protección del individuo.
Para la Argentina y para Francia, estos valores son garantía de la paz y un elemento decisivo en la relación entre los Estados.
Durante su primera sesión, que se celebrará en Ginebra del 19 al 30 de junio de este año, el Consejo de Derechos Humanos debe pronunciarse sobre este Proyecto de Convención. Se trata de una decisión de suma importancia para este nuevo Consejo, cuya creación fue decidida en setiembre de 2005 por los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de las Naciones Unidas.
Hoy, el Consejo debe cumplir la misión que le ha sido asignada y trabajar para un mayor respeto de la dignidad humana. Deben darse los medios necesarios para desarrollar el derecho internacional, brindando a las víctimas y a sus familias una respuesta adecuada y legítima que satisfaga tanto sus expectativas cuanto las de la comunidad internacional, la sociedad civil y las ONG.
Argentina y Francia, signadas por su historia y comprometidas con los valores universales de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, se han asociado para impulsar esta Convención. Nuestros dos países hacen un llamado a todos los Estados a luchar contra el olvido y la impunidad de los criminales.
Corresponde a las Naciones Unidas proteger a las mujeres y hombres desaparecidos; el sistema multilateral es la garantía moral y jurídica. Proteger al individuo del que se ha negado hasta la existencia es también mantener una cierta idea del Hombre y del Estado de Derecho. Es defender la memoria para asegurar la libertad de todos.
Jorge Taina, Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina y Philippe Douste-Blazy, Ministro de Relaciones Exteriores de Francia
[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 30jun06]
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