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21dic13
La maldición de los hermanos Rodríguez Orejuela
El menor murió arruinado, Miguel entró en depresión y la consentida de Gilberto será condenada.
El sepelio de Jorge Rodríguez Orejuela, el lunes pasado, no parecía el del hermano menor de los otrora poderosos capos del cartel de Cali, Gilberto y Miguel.
Asistió muy poca gente y no hubo ni mariachis, ni escoltas, ni lujos. De hecho, un familiar del clan mafioso le aseguró a EL TIEMPO que tuvieron que hacer una colecta para pagar las exequias en el cementerio Jardines del Recuerdo.
'Chéchere' o 'Cañengo', como le decían, murió a los 66 años de una falla renal, prácticamente en la ruina y después de pagar cárcel por narcotráfico.
"Estaba sumido en el alcohol. Hace un año le mataron a su esposa en un atraco y no volvió a levantar cabeza", cuenta un amigo.
Semanas antes de su muerte, el clan fue golpeado con otra noticia: Alexandra, la consentida de Gilberto Rodríguez, fue trasladada de su casa de Cali a la cárcel de máxima seguridad de Jamundí para que termine de pagar una pena por testaferrato y reciba una nueva por lavado de activos de la mafia.
De hecho, sus hermanos Jaime y Humberto, formados en Harvard y Stanford, correrían la misma suerte en algunas semanas, por ocultarle a los Estados Unidos más de 135 bienes producto del narcotráfico.
Ambos -que en teoría iban a redimir al clan- llevan cuatro años presos en la cárcel de Palmira, y la última noticia que recibieron de su padre, Gilberto, es que este fue trasladado de urgencia a una cárcel de la Florida, por su delicado estado de salud.
"Después de que le extrajeron parte del colon, fue llevado a una cárcel hospital, pero se agravó y, para manejar su alta tensión (180/160 en reposo), le buscaron un mejor clima", dijo un familiar.
La situación de Miguel tampoco es la mejor. Quienes lo han visitado dicen que está cadavérico y que recibe ayuda profesional porque entró en una gran depresión.
"Desde que recibió una golpiza en la cárcel de Pensilvania por parte de sus compañeros, hace ya unos años, no es el mismo", narra uno de sus familiares. Por eso no le han contado que su hermana Aidé también está enferma.
Estampida a Argentina
Los viejos narcos, sentenciados a 30 años en Estados Unidos, tampoco saben que la tercera generación de los Rodríguez se fraccionó después de que perdieron la fortuna que tenían oculta.
De hecho, algunos se culparon entre sí y, ante la tensión que se formó, prefirieron abandonar el país.
Una parte se fue para Argentina, temerosos de que las investigaciones llegaran hasta ellos, y otra maneja un bajo perfil en Cali. Incluso, un sector de los Rodríguez Mondragón vive de pensiones que les aprobó el Estado y de trabajos de costura.
Después del sepelio de 'Chéchere', varios acordaron pasar juntos la Navidad. "Pero ya no van a estar el grupo Niche ni el Gran Combo. Tampoco va a haber exhibición de joyería para que elijamos el regalo. Va a ser algo sencillo y a cada uno nos va a tocar dar una cuota. Nos cayó la roya", puntualizó una persona cercana al clan.
El único que está capitalizando su herencia es William Rodríguez Abadía, hijo de Miguel. Después de testificar contra su padre y su tío y de pagar tan solo 5 de los 20 años de cárcel a los que fue condenado, se quedó en Miami con su esposa e hijas.
Rodríguez Abadía acaba de escribir un libro sobre el cartel de Cali con el que, dice, va a revivir el proceso 8.000.
"Revelará varios cheques girados por los Rodríguez a varias campañas, a políticos y a un exministro de Estado que pasaron incólumes el cedazo de la Fiscalía", contó un exabogado.
La segunda sentencia
Alexandra, Jaime y Humberto Rodríguez, hijos de Gilberto Rodríguez Orejuela, son tres de los 10 familiares de los exjefes del cartel de Cali que serían condenados, según la Fiscalía, por usar empresas de papel para el lavado de activos. La Unidad Nacional para la Extinción de Dominio estableció que algunos miembros del clan ocultaron bienes producto del narcotráfico luego de que salieron de la lista Clinton y del que el Tío Sam les permitió conservar algunos.
[Fuente: El Tiempo, Unidad investigativa, Bogotá, 21dic13]
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