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06nov04
Estremecedor relato de paramilitar de las AUC que confesó haber asesinado a 137 personas
Jaime Andrés Marulanda, de 26 años, cometió sus crímenes, por órdenes de los paramilitares de Bogotá, entre abril y noviembre del 2002. Uno de los jefes del Bloque Capital de los paramilitares que vivía en el centro de Bogotá les pasaba a él y a sus compañeros de banda las listas, y luego les pagaba 400.000 'por cabeza'.
En los juzgados especializados de Bogotá, donde a pesar de estar acostumbrados a oír los detalles de los más macabros crímenes de Colombia, el viernes de la semana pasada la jueza no pudo evitar hacer un gesto espontáneo como de quien se va de espaldas y el resto de la concurrencia tampoco pudo contener un "Uyyy" cuando escucharon esta horrenda confesión.
'El Chiquitín', como le dicen quienes lo conocen, comenzó a dar su testimonio a las 9 de la mañana del 29 de octubre. Y a esa altura, cerca de las 11:30, soltó con cierto tono de queja una frase explosiva. "El fiscal me acepta cargos por 37, cuando yo le informé que son 137. No me explico por qué. Yo maté fue a 137 personas".
En la sala de audiencias del cuarto piso del edificio de la calle 32 con 5, cerca al centro internacional de Bogotá, la concurrencia era poca. Estaban el fiscal y el procurador del caso, otros ocho sindicados, sus respectivos abogados defensores y seis particulares.
Después del impacto provocado por la confesión, en la sala reinó el silencio y Marulanda siguió hablando un rato más. "Ese era mi trabajo, cumplía con lo que me ordenaban", se le oyó decir a la hora de explicar el porqué de los asesinatos.
- ¿A qué organización pertenece? -le preguntó la jueza.
- Al Bloque Capital (de las Autodefensas) -respondió él sin titubear.- ¿Dónde operaba?
- En Altos de Cazuca- ¿Era el jefe?
- No. Era un colaborador, un patrullero de las Auc.- ¿Qué otras personas trabajaban con usted?
- Éramos varios. No los puedo identificar porque nos rotaban mucho.- ¿Quien más está vinculado?
- ¡Doctora! si yo me pongo a hablar de todo lo que pasó allá, aquí caería gente que ni se imagina.28 años de prisión
Uno de los asistentes lo que más recuerda es su mirada. Tal vez, porque es lo único de su figura que delata su oficio. "Tiene una mirada tan fría ... de esas que solo tienen los que no le temen a la muerte. Los que han vivido con ella", describe. Por lo demás, pasaría casi inadvertido. Mide cerca de 1,50 metros -de ahí su apelativo- , es calvo, flaco, blanco y de ojos grandes. En su intervención dijo que es huérfano y que, a sus 26 años, está aprendiendo a leer y escribir.
Debajo del jean y la camiseta azul de manga corta que lucía esa mañana se escondían otras huellas de su historia. En la nuca tiene la cicatriz de un tiro de revólver, otro disparo le dejó una especie de hueco en el muslo de la pierna derecha y en la parte izquierda del pecho se pintó un tatuaje con el que quiere dejar claro el lugar que ocupan 'Brian y Vanesa', sus dos hijos. Otra hija que tuvo, murió.
Marulanda está hoy recluido en la cárcel de Acacías (Meta) pagando su condena. La justicia lo encontró responsable de 37 asesinatos -en su mayoría de jóvenes, pero también niños, "líderes comunales y personas con ideología de izquierda"- entre abril y noviembre del 2002.
Lo llamaron a comparecer en la audiencia pública de ese viernes como testigo en el proceso que les siguen a otros ocho jóvenes que como él están vinculados a este trágico rosario de muertes.
El juicio de 'El Chiquitín' avanzó más rápido porque, entre otras cosas, él se acogió al beneficio de sentencia anticipada. Razón por la cual, además, su condena por los 37 homicidios apenas asciende a 28 años de prisión.
En algunos apartes de su declaración ante la jueza, que se extendió a lo largo de seis horas, se dedicó a echarse la culpa y a tratar de absolver a los otros sindicados. "Están juzgando a otras personas que no tienen que ver con esto", decía.
Lo mismo ocurrió con el único otro condenado, Hugo Wilson Orozco Orozco, 'El gato', quien en su confesión aseguró que ninguno de los otros tenía que ver con las muertes.
Los asesinatos.
Todo comenzó a destaparse el 2 de octubre del 2002, cuando Olga Lucía Londoño Sánchez, una joven de 14 años que fue novia de Marulanda, lo denunció ante la Fiscalía. El día anterior, 'El Chiquitín' mató a un hombre con el que ella vivía. "Nosotros vivíamos en la misma pieza pero no teníamos ninguna relación de pareja", advirtió en su momento Olga Lucía.
Estudiante de primero de bachillerato y empleada en una casa de familia, Olga Lucía dijo que podía dar fe de cómo 'El Chiquitín', además de este, asesinó a otras dos personas.
"El trabajo de ellos es matando gente. El primero que yo supe que mató fue por vicioso, eso hace como tres meses. En Villa Esperanza, por el lado del caño, fue como a las tres de la tarde. Yo estaba en la casa y escuché los tiros y cuando bajamos la gente decía que había sido 'El Chiquitín'. Lo mató como con cinco tiros. Sé que él fue el que lo mató porque él mismo me dijo".
"El otro fue el primo de él que se llama Édgar N. Lo mató porque me saludó. Me dijo 'quiubo Olga' y me cogió la mano. Yo no contesté. Entonces él lo llamó -'Quiubo Édgar'. Y él se devolvió y le dijo -'Quiubo primo'. Ahí fue cuando Chiquitín le dio un tiro en la cabeza con una pistola negra delante mío. Cuando quedó tirado le dio otros tiros. Yo cerraba los ojos. Eso fue hace mes y medio en Bosa La Libertad. Eran como las 10 y media de la noche, de un viernes. Después seguimos caminando, llegamos a la casa de Chiquitín y se pusieron a tomar. Yo me fui a acostar y me entraron los nervios cuando me di cuenta que ese muchacho estaba muerto.
Olga Lucía no solo relató los crímenes de Marulanda, sino que dio detalles de la organización. "Ellos trabajan para las Autodefensas de Colombia y tienen un patrón que se llama Luis, que vive en el centro de Bogotá. Cada mes les da plata. Dependiendo de los trabajos que hayan hecho, de las cabezas que hayan matado. Por cada cabeza o persona que matan les pagan 400 mil pesos".
Contó también las muertes propinadas por otros de los muchachos de la banda. "'El Gato' mató hace 20 días en Bosa a un muchacho que violó a una niña, en el paradero de buses de Los Laureles, a las 12 de la noche. Era un sábado. Yo estaba en una tienda como a una cuadra y vi cómo 'El Gato' le disparó.
"También mataron a una amiga mía, Gina (Penagos), tenía 16 años y mes y medio de embarazo. Eso fue hace dos meses (10 de agosto) en el barrio Julio Rincón, al pie de las canchas de microfútbol, a las 7 y media de la noche. Lo hizo Jair, que también le dicen 'El zarco'. A él lo cogió la Policía como hace 20 días, en la casa de la novia. Cuando mataron a Gina yo estaba en la casa, cuando salí la vi y estaba tendida. Se que la mató Jair porque él mismo me contó. Dijo que la mató que porque era sapa".
Por los relatos de Olga Lucía a la Fiscalía, parecía que ellos contaban sus aventuras de sicarios, como quién conversa de la última película vista. "Jair también me comentó que había matado a una muchacha en San Mateo y a sangre fría. Me dijo que llevaba un bebé y que a él le daba cosa matarla. Pero que 'El gato' le decía que la bajara o si no que él hacía el trabajo. Ellos se turnaban para asesinar a la gente, un día uno y otro día otro. Entonces Jair la mató y él me comentaba que no podía dormir de saber que el niño había quedado en el suelo llorando".
La muerte de Olga L.
Un día después de que Olga Lucía hizo este relato a los fiscales, es decir el 3 de octubre del 2002, las autoridades capturaron a 'El chiquitín' y a 'El gato' en Loma Linda. Después, entre diciembre y enero del siguiente año, el 2003, la Policía y la Fiscalía detuvieron a 19 personas más.
Su testimonio se convirtió, sin duda, en una pista certera para comenzar a destapar lo que había detrás de una de las más grandes masacres de la historia en Bogotá y su vecindario. Venía ocurriendo silenciosamente y a cuenta gotas en populosas barriadas del sur, en particular en la localidad de Bosa, y en altos de Cazuca, del vecino municipio de Soacha.
Jaime Andrés Marulanda, 'Chiquitín', no negó ninguno de los crímenes que su ex novia le atribuyó. En lo único en que se distanciaron sus testimonios es en el nombre del jefe. Marulanda no habló del 'Luis' que mencionó Olga Lucía: "Yo solamente cumplía órdenes de Dago", dijo.
Cuando lo capturaron a él y al 'Gato', les encontraron algunos listados con nombres de personas, algunas de las cuales estaban 'chuleadas'.
Desde entonces, las amenazas comenzaron a rondar la vida de Olga Lucía. El 6 de noviembre de ese mismo año, el 2002, a las 6:30 de la mañana llegaron a su casa dos amigas y le pidieron que las acompañara al médico. "Yo no quiero salir. Ustedes me van es a matar", les respondió intrigada.
Ellas se fueron y al rato llegaron tres hombres: "El jefe quiere hablar con usted", le dijeron, según escucharon las personas que estaban en la casa con Olga Lucía. Aunque ella trató de escabullírseles, finalmente se la llevaron.
Su cadáver apareció al día siguiente, el jueves 7 de noviembre, en terrenos de la hacienda 'Terreros' de Soacha.
Hacía solo dos semanas atrás, antes de cerrar la última ronda de interrogatorios, los fiscales le preguntaron a Olga Lucía si quería añadir algo más. "No tengo miedo a morir. Por parte sí y por parte no. No es que me dé lo mismo, pero el día que a uno le toque morirse, pues también se muere", fue lo único que dijo.
Los que murieron.
Los siguientes son 27 de los 37 homicidios por los cuales está condenado Jaime Andrés Marulanda en el 2002.
- José Anderson Grillo y Harbey Ricardo Jaramillo, 21 de marzo (Julio Rincón).
- Ángel Enrique Meneses, Elkin Jonathan Acosta y Rubén Darío Limas, 13 de mayo (Carlos Pizarro).
- Pedro Antonio Monroy, 14 de mayo (Villa Esperanza).
- Anderson Calderón Moreno, 22 de mayo (Villa Sandra).
- Anyerson Felipe Velásquez, 26 de mayo (Vista Hermosa).
- José Jair Agudelo, Omar Alberto Rodríguez, 30 de mayo (Loma Linda).
- José Mauricio Galeano, primero de junio (Julio Rincón).
- Ricardo Alexander Uribe, 2 de junio (Vista Hermosa).
- Valerio Vicente Borda, 13 de junio (Santo Domingo).
- Waldo y José Edison Galindo, 22 de junio (Vista Hermosa).
- John William Soler, 11 de julio (La Esperanza).
- Manuel Elías Leudo y César Augusto Vargas, 20 de julio (Villa Sandra).
- Duvar Andrés Duque, 27 de julio (Julio Rincón).
- Gina Penagos, 10 de agosto (Julio Rincón).
- Christopher Barrero, 13 de agosto (Los Olivos).
- Jhonatan Francisco Rivera, 29 de agosto (San Mateo).
- Freddy Arley Herrera, 30 de agosto (Las Marías II).
- Diana Alexandra Chávez Ruiz, 6 de septiembre (Luis Carlos Galán).
- Yeison Eduardo Pinto y Miguel Ángel Quevedo, 15 de septiembre (Villa Mercedes II).
- David Amado, 15 de septiembre (Villa Mercedes).
- Juan Evangelista Calderón y Julio Alexander Salamanca, 19 de septiembre (Loma Linda).
El 'Bloque Capital'.
El 'Bloque Capital' comenzó a llegar a Bogotá a finales del 2000. En octubre del 2001 reconoció haber asesinado a los congresistas Octavio Sarmiento (en Tame) y Luis Alfredo Colmenares Chía (en el norte de Bogotá), por ser supuestos auxiliadores de la guerrilla.
También se dedicaron a las 'oficinas de cobro'. En su momento, la Policía identificó 12 en los Sanandresitos, Corabastos, El Restrepo y el Siete de Agosto. Su otro frente de batalla fueron los barrios populares de donde según ellos sacaron a las milicias de las Farc.
En mayo pasado, el asesinado Miguel Arroyave, jefe del 'Bloque Centauros' -grupo de donde nació el 'Capital'- en entrevista a este diario dijo: "Bogotá está casi resuelto para nosotros. De Bogotá ya casi sacamos la gente. Queda un 30 por ciento".
Cuando la 'pena de muerte' regía en altos de Cazucá, en Soacha
El verdadero número de muertes de jóvenes ocurridas en este sector y en Bosa (Bogotá) en el 2002 -e incluso en el 2003- nunca se pudo cuantificar.
O por lo menos así lo consideran dirigentes cívicos de la zona que con cierta periodicidad denuncian esa suerte de exterminio, a cuentagotas, de sus jóvenes.
Según explicaron las autoridades en su momento, aunque testigos denunciaban las muertes, los cuerpos luego no aparecían. En algunos casos porque eran llevados a otros municipios y en otros porque por seguridad no lograban llegar hasta el sitio para hacer el levantamiento.
Los datos de Medicina Legal dicen que ese año murieron de manera violenta 104 personas en Bosa y 230 en Soacha, un municipio que tiene cerca de 350.000 habitantes.
Las denuncias lanzadas desde estos populosos sectores, apenas si se han sentido en los centros del poder. Sin embargo, en su momento la Defensoría del Pueblo lanzó una alerta temprana con respecto a la situación de Altos de Cazucá y hace cerca de dos meses, en la Cámara de Representantes se hizo un debate sobre derechos humanos en el cual uno de los temas centrales fue la situación en la zona.
"El ministro del Interior (Sabas Pretelt) reconoció que había una bomba social muy fuerte, más de 10.000 jóvenes que no tienen nada que hacer", dijo el representante Venus Albeiro Silva, quien ha tenido como su centro de trabajo político estos barrios, particularmente Bosa.
Según las investigaciones de las autoridades, el primer asesinato que tienen registrado de esta mal llamada 'limpieza social' se dio el 21 de marzo del 2002 cuando en el barrio Julio Rincón dos hombres y una mujer les dispararon a plena luz del día a dos jóvenes de 17 y 18 años.
En ese año, según registraron los medios de comunicación, organizaciones sociales denunciaron que entre marzo y septiembre asesinaron selectivamente a cerca de 50 jóvenes entre 16 y 20 años, de los barrios Julio Rincón, Loma Linda, Villa Mercedes, La Esperanza, Luis Carlos Galán, La Capilla, Carlos Pizarro y Villa Sandra, entre otros.
Los dirigentes cívicos expresaron que en Altos de Cazucá hombres vestidos de civil ingresaban a las viviendas y atropellaban a la gente, detenían vehículos de transporte público y hacían descender a sus ocupantes para confrontar sus nombres con los de una lista que llevaban.
También se hablaba de un camioncito que recogía a algunos muchachos que estaban en las esquinas y que se los llevaba para nunca más volver.
A pesar de las capturas a fines del 2002 de algunos de los sicarios, la masacre a cuentagotas volvió a reactivarse hacia julio del 2003. Aún hoy, dicen algunos, continúa.
[Fuente: El Tiempo, Redacción Justicia, Bogotá, 06nov04]
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