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Pinochet en Londres.
Declaración de Serpaj Chile
Una lluvia de justicia en el desierto de la democracia.
El arresto, en Londres, del ex dictador Augusto Pinochet Ugarte,se convierte para el Servicio Paz y Justicia, SERPAJ-CHILE, en un momento mas que para declarar, propicio para reflexionar desde la ciudadanía, a la luz de la ética y cultura de la paz y de los derechos humanos.
1. Las contradicciones de nuestra democracia ante la ausencia de justicia.Ha sido necesario una intervención desde el derecho internacional - a la luz de la creciente evolución de la doctrina universal de derechos humanos- para revelar el grado de profundas e incomprensibles contradicciones existentes en el camino de transición hacia una autentica democracia en Chile.
Este hecho viene a desnudar la verdad de lo que sucede con nuestra democracia, la que no ha sido fundada en el respeto pleno e integral de los derechos humanos.
Se revela la imposibilidad e incapacidad de efectivos poderes así llamados democráticos, para lograr la realización de justicia y superar la herencia de poderes militaristas y mecanismos legales de autoritarismo que pretenden perpetuar una situación de amnistía autoconcedida y el amparo de la impunidad.
Sala a relucir la contradicción entre la visión de la comunidad internacional que, a diferencia de enconados sectores de la comunidad nacional, hace prevalecer como fundamental el derecho de
la humanidad por sobre todo derecho de territorialidad. Esto ha sido un logro de una evolución de la conciencia moral de la humanidad para avanzar en la superación de practicas aberrantes y crímenes atroces de lesa humanidad: genocidio, tortura, terrorismo de estado, desaparición forzada.
También aflora una discrepancia imposible de conciliar entre quienes internamente apelan a una figura cuasi-mesianica revestida de honores, orgullos y privilegios, mientras que la comunidad internacional no reconoce aquellos títulos desprovistos de un origen democrático e insiste en las condiciones de criminalidad, que no pueden ser desconocidas por la justicia.
En definitiva, como país, debemos aceptar que el mundo nos esta mostrando que es preciso reconocer la validez fundamental y superior de la doctrina universal de derechos humanos y normativas internacionales y que la débil y limitada democracia chilena no ha sido capaz de poner en plena vigencia. Por el contrario, se ha querido hacer una transición donde la justicia se aplica en "la medida de los posible", estrategia comprensible ante el cerco de poderes ajenos a la democracia, pero que en definitiva nos ha llevado a confundir reconciliación con impunidad. Por ello, difícilmente puede defenderse con argumentos de privilegios e inmunidades que siempre serán validos solo cuando tienen un autentico origen y procedimiento democrático y no como instrumentos de amparo a la impunidad.
2. Los que nunca creyeron ni aceptan la democracia .
Los hechos acaecidos en escenarios de Europa han provocado el desarrollo de acontecimientos nacionales que no pueden por inadvertidos. "Algo huele mal en el alma de Chile".
Es una realidad lamentable que partidarios de quien hoy es sometido a un juicio internacional, se nieguen a reconocer la competencia del derecho internacional y el valor fundamental, en definitiva, de los derechos humanos. Pero, mas lamentablemente aun, son los gestos y actitudes que revelan que nunca creyeron en la democracia y que no están dispuestos a aceptar que la democracia ineludiblemente debe confrontarse con la justicia y el derecho, mas allá de sus intereses y privilegios.
Las actitudes de soberbia y descontrol revelan una peligrosa y amenazante conducta autoritaria, como si fueran dueños de la democracia, del estado de derecho, de manejar a su comodidad los poderes democráticos constituidos y designados como únicos depositarios de la soberanía nacional. Es necesario preguntarse hacia donde conducen actitudes y amenazas que pretenden generar ingobernalidad y que llegan hasta el inaceptable acto de paralizar el funcionamiento del Congreso. Este ilegitimo boicot a la democracia demuestra que su reconocimiento de ella llega solo hasta donde les sirve para proteger sus intereses. Esta nostálgica y descontrolada soberbia de autoritarismo antidemocrático amerita un juicio democrático y exige al gobierno una actitud de firmeza y clarificación ante quienes atentan contra la democracia, así como a despertar en la sociedad civil toda su capacidad de participación y recuperación de protagonismo democrático.
Esta es una hora en que no podemos seguir ocultando los inamovibles obstáculos y limites a una real democracia en Chile.
Es hora para que todos los chilenos, sin distinción alguna, aceptemos que sin derechos humanos no hay reconciliación.
Mas allá del desenlace politico-juridico del hecho de la detención del dictador chileno en Inglaterra, donde es posible anticipar falsas soluciones por la predominancia de poderes políticos y de fuerza, todos los chilenos estamos llamados a sacar lecciones.
Primero, que la democracia y los derechos humanos son principios que contienen una verdad ineludible, insoportable para algunos, y que constituyen el desafío principal para el fortalecimiento ético de nuestra convivencia democrática.
Y, segundo, que mas allá del éxito o no de los mecanismos jurídicos que intentan el logro de la justicia, se alza el valor de la conciencia. Sin embargo, este desafío no es reconocido por quienes -cegados- no quieren escuchar el clamor de la conciencia de la humanidad. Los soberbios y déspotas, los orgullosos y despiadados, dictadores y poderosos, podrán ampararse en falsedades democráticas y tener impunidad, pero no podrán escapar al juicio de la conciencia.
Ante la conciencia no existe impunidad
Juicio en España contra Pinochet
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