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Capítulo Cuatro.
La caja recaudadora
- Verdún: un botón de muestra
- Los cinco grandes
- No hay policía mogólica
- Piotti: las miserias del ser humano
- Las cintas
- Cosa de chicos
- La gente del Polaco: Canales
- Tachi
- Naldi
- Rodríguez
- Ribelli
- El caso AMIA y el plan CD
- A los premios
- Salvajes unitarios
Estás en el kiosco/ tomando una cerveza/ corre el tiempo/
seguís con la cerveza./ A lo lejos se ve una patrulla/
Alguien grita: allí viene la yuta./ Descarten los tubos/ empiecen a correr./
El oficial grita: documentos, contra la pared.
Demasiado tarde, Dos MinutosEs "él" el centinela del dinero/ que a veces grita y otras veces calla./
El es la majestad desde la esquina/ es el mismo que ayer en la cantina/
hablaba de orden y empinaba el codo./ Sueño de algún borracho empedernido/
que supo levantarlo de caído/ como una providencia de beodo.
Mi vecino vigilante, Felipe Fernández "Yacaré"Siempre se roba para la Corona. Esto es fundamental,
de lo contrario la Corona tendría puesto a un estúpido.
Ningún tipo que sabe que bajo su amparo
se está robando va a decir:
- Roben nomás, que yo miro para otro lado.
Comisario Inspector bonaerenseLa policía tiene un rol esencial en toda estructura de poder. La provincia de Buenos Aires no es la excepción. Por el contrario, tiene uno de sus mejores ejemplos.
Su papel histórico como aliada de la autoridad de gobierno en las tareas de control social, ya sea por derecha o por izquierda, se alteró a medida que la actividad política necesitó incrementar sus recursos en efectivo. Y se asoció, con total impunidad, al delito.
En esta concepción política de acceso, concentración y consolidación del poder, la policía bonaerense cumplió tres misiones centrales: brindar la imagen de un organismo de seguridad que protege a la sociedad, no reprimer conductas delictivas originadas desde el poder político y, la más novedosa y perversa, poner al servicio del delito, con fines económico-políticos, su propia estructura de seguridad, represión e inteligencia.
Es el crimen perfecto: cuenta con el paraguas de la obediencia debida al poder político y, en caso de problemas, es la misma Policía la que tiene la facultad de instruir las causas judiciales y aportar las pruebas a un Poder Judicial atado de pies y manos -en muchos casos por su propia voluntad-. Esa atribución, también, otorgada por el poder político.
Para un reconocido jurista platense que integró durante cuatro décadas el Poder Judicial, la provincia de Buenos Aires es la que tiene más atraso procesal. La policía es la que reúne las pruebas - agregó- y ese es un brutal ejercicio de autoridad. El juez interviene cuando la investigación ha terminado. Son dueños de hacer y deshacer lo que quieren... |1|
- En la relación entre la política y la policía, ¿cuáles son las formas de corrupción?, preguntó ésta investigación a un oficial superior de la bonaerense.
- La que quieras. Por ejemplo, no reprimir alguna de las actividades ilegales que a los estados municipales, provinciales o nacionales le puede interesar llevar adelante: narcotráfico, juego clandestino, prostitución, etc.. Da los mismo la contravención o el delito elegido. Pero como no conviene que lo reprima a los fines de los intereses del gobernante de turno, se corrompe.
En una época fueron los guerrilleros. En la época del gobernador Victorio Calabró era famoso el tema del juego clandestino. Esta es una sucesión histórica de oleadas de corrupción.
Las modalidades y los instrumentos delictivos que nutren de fondos a la actividad política son dinámicos. Y están sujetos a innovaciones permanentes.
A las clásicas fuentes de recursos ilegales de la policía, como las coimas en operativos ruteros, el pago de llaves para la explotación del juego clandestino o tráfico de drogas en pequeña escala, la desaparición de expedientes, la extorsión o protección a ladrones, piratas del asfalto y reducidores de autos, se le ha sumado en los últimos tiempos el negocio derivado del contrabando y del narcotráfico en gran escala.
Se trata, en todos los casos, de cifras escalofriantes.
Un negocio chico como la prostitución en la provincia de Buenos Aires, donde se estima en 30 mil el número de sus practicantes, permite una recaudación policial que se cuenta en millones de dólares anuales.
La policía le cobra a cada putita 170 pesos por semana, para trabajar a como sea.
Un polvo sale 25 pesos y un completo sale 30, la mina saca unos 200 pesos por día. Pero hay de todo: el pete -una chupadita- son diez pesos. Te la chupan, te patean y fueron tres minutos. Y a boca de jarro. Y donde venga: en lo yuyos, arriba de un camión o donde sea.
Pagan y tienen vía libre.
Hay prosti que la ponen. 170 pesos por semana.
Ahora qué pasa: hay cincuenta prosti y hay cuarenta que no arreglan. Porque nunca arreglaron. Porque se rigen por otros códigos: el de la puta y no el de la necesitada.
La puta es como el malandra, nunca tuvieron transa con la yuta. Ni la va a tener. Y para mí es más respetable la puta y el malandra que el presidente del Banco Nación, me refiero a nivel humano.
Por lo menos yo si tuviera un millón de dólares adentro de un bolsón y se lo tendría que dar a alguien para que me lo guarde, se lo daría a una prostituta o a un malandra. Sé que se me van a quedar con la mitad, pero me la van a gastar para comprar la garrafa, comer todos los días y seguro que me van a avisar. El presidente del banco se va a tomar el palo y me va a dejar muy envenenado.
Qué pasa: "Las fuerzas policiales sacen la calle a toda la protitución", dice el noticiero.
Qué barbaro. Esa se la come el salame que mira televisión. Lo que están sacando de la calle son a las que no arreglan.
Es el código. Salen a la cancha a jugar al gato y al ratón. La puta es puta.
Uno se prostituye por necesidad. Pero después lo hace con dignidad, sin arreglar con la yuta. Te digo más, hasta sin coger con la yuta.
La necesitada también llega un momento en que se prostituye y no arregla más con la yuta. La necesitada sale a la jungla y en algún momento se tiene que topar con un malandra.
Primero la coge el puntero que la quiere usar y tal vez no le paga, y después la coge el malandra que la aviva. Y ahí se acabó la necesitada. Ahí talla la puta.
El malandra le dice cómo tiene que caminar y los códigos que tiene que tener. Por ley no se puede tener transa con la yuta. Y como el tipo le está batiendo la verdad la mina lo entiende.
No es que le cree, lo entiende.
Y la mina aprende, y lo hace mucho más rápido que como por inercia aprendió a abrirse de piernas.
Eso ya es una arte. Eludir es una arte. Y ahí es donde te ganás el respeto de la calle.
La que arregla se lleva 200 por día. La que no arregla, como tiene que cuidarse, se lleva unos cien. Tal vez le convedría arreglar, pero como talla el código prefiere perder.
Porque el ser humano es así, no hay otra cosa. El ser humano es así.
Y menos mal que es así. Si no el jefe de calle no saldría más a buscar ladrones. Haría la recorrida de los viernes, juntando 170 pesos por cada necesitada, y se acabó la canción... |2|
Fuentes políticas bonaerenses afirmaron que el negocio de cobrar por la protección o vista gorda frente al tráfico de drogas sería de 12 millones de dólares mensuales. Unos tres millones se repartiría entre las regionales y un monto menor, aproximadamente unos 500 mil dólares, por las comisarías |3|.
Esa estimación genera dos interrogantes: ¿a dónde va la diferencia entre los 3,5 que se reparten y 12 millones que se recaudan? y, además, ¿a cuánto asciende la recaudación y cómo se reparte cuando es la misma policía la que comercializa la droga mejicaneada?
Esta investigación tuvo acceso al pensamiento íntimo de Pedro Anastacio Klodzyck. Sus revelaciones, como se verá, se asemejan a una confesión. El hombre condujo a la Policía bonaerense durante cinco años, con el respaldo inquebrantable -y casi sin explicación-, del gobernador.
Al resumir los roles de un oficial de la bonaerense, el ex Jefe ejemplificó con sus recuerdos de estudiante. Cuando hice el curso de subcomisario -sostuvo Klodzyck- un profesor me dijo: 'usted piense que el comisario es el hombre que más poder reúne. Tiene personal, logística, armamento, comunicaciones, áreas de responsabilidad, instructor de sumario y detenidos' |4|.
Dicho con palabras de quien no perteneció a la fuerza, se escuchó el mismo concepto, pero con más realismo.
- En la provincia de Buenos Aires un comisario es casi como un virrey, tiene que recurrir a él todo el mundo. Por esto o por el otro, tienen el control de los sumarios. Es un panorama gravísimo. Terminamos con el problema militar pero tenemos el problema de estas bandas, dijo un ex funcionario de área de seguridad bonaerense, y agregó:
- Estamos prisioneros de un gran ejército policial dispuesto a venderse a lo que sea. De las comisarías, y ahora también de las cárceles, están saliendo los presos a robar. Y este es un proceso que se inició hace ya unos años. En la época de la dictadura militar, los que trabajaban para Ramón Camps eran los grupos operativos de las Brigadas de Investigaciones, y si analizamos quienes estaban allí, vemos que son los comisarios de hoy con cuantiosas fortunas amasadas en los días del botín de guerra. Todos estos tipos que andan por los cincuenta años en aquellos días andaban pateando puertas, y yo creo que han forzado cambios de escrituras, extorsiones, y secuestros que no los vamos a conocer nunca |5|.
Las fuentes consultadas -oficiales superiores de la bonarense y ex funcionarios del área-, y la información obtenida por ésta investigación coincide en la explicación del fenómeno y en los nombres de sus responsables.
En todos los casos se mira hacia la secretaría de Seguridad provincial, escalón previo al gobernador. Está en el centro de las responsabilidades políticas. Por allí pasaron Eduardo Pettigiani, Alberto Piotti y Eduardo De Lázzari, todos ellos con experiencia judicial. El último funcionario en ocupar el cargo fue Carlos Brown, ex intendente de San Martín y cuyo mejor atributo para acceder al cargo fue su experiencia política-. Los hechos:
- El rol que cumplió Piotti como secretario de Seguridad bonaerense fue como gerente de un grupo de comisarios. El, junto a su secretario, Alejandro Pérez Cárrega, fueron los cajeros. ¿En qué consistió? Muy fácil: les liberó una zona, les dijo: 'trabajen muchachos', afirmó el ex funcionario de seguridad provincial, y agregó:
- La Policía es una fuente de recaudación. No es una situación eventual. De ningún modo: se baja la plata hacia la política. Y esto fue tradicional, también lo hizo el gobernador Calabró -en los '70- con el juego clandestino y la prostitución, sobre todo. La Policía es una gran caja de recaudación del poder político, ya no es sólo influencias. No tengo la menor duda que son recaudadores.
El oficial bonaerense, por su parte, aportó su interpretación desde el interior del monstruo:
- ¿Quién es el responsable de la corrupción policial?
- La responsabilidad del político es total. Las policías no hacen otra que cosa que aplicar las políticas que les dan. Si uno quiere corromper a una policía no tiene que esforzarse mucho. Se corrompe sola. Pero en una sociedad abierta, llena de corrupción por todos lados, le dejan las manos libres para poder hacer también negocios sucios de todo tipo.
Una policía con altísimos niveles de corrupción es más fácil de manipular. Y para eso es necesario que existan todos estos enriquecidos que hoy se conocen.
- Esos enriquecidos, ¿'robaron para la corona'?
- Siempre se roba para la corona. Esto es fundamental, de lo contario la corona tendría puesto un estúpido. Ningún tipo que sabe que bajo su sombra y su amparo se está robando, va a decir: 'roben nomás, que yo miro para otro lado'.
Se deja robar pero a cambio de un pedazo del botín. Y sino que me expliquen cuál puede ser la otra razón. Si yo no agarro nada, ¿porqué voy a dejar robar? Si partimos del principio bíblico que dice que robar está mal, porqué voy a dejar robar si yo no agarro nada.
Se roba para la corona o se corrompió para la corona, en alguna de todas sus formas.
- ¿Qué rol tuvieron los secretarios de Seguridad durante éstos años?
- Definieron las políticas de la policía. Marcaron los tiempos y las conductas. Cuando se destapa una pudrición como la actual no se puede mirar para otro lado que no sea para el sector político. No pueden decir que no saben lo que pasaba. No se lo cree nadie. Lo pueden decir únicamente porque nadie tiene la obligación de declarar contra sí mismo.
Ellos sabían todo lo que pasaba. Pedro Klodzyck obedecía a una conducta marcada e impuesta por ellos. Nadie puede decir que no sabía, ni siquiera viviendo adentro de un placard.
No lo puede creer nadie y menos de la policía, que se supone que tiene que saber todo.
Si la policía quiere saber obtiene información hasta del Papa. Entonces, cómo no va a conocer cosas internas de la propia institución.
Por favor..., no hay policía mogólica.
Notas:
1.Mario Wainfield, Página/12. Entrevista a Leopoldo Schiffrin, miembro de la Cámara Federal de La Plata, 9-2-97. Volver
2.Testimonio de un malandra. Volver
3.Daniel Juri, Clarín, 2-2-97. Volver
4.Las declaraciones de Pedro Klodzyck pertenecen a la versión taquigráfica de su testimonio ante la Comisión Investigadora de la Aduana de la Cámara de Diputados de la Nación, del 14 de febrero de 1997. El ex jefe de Policía bonaerense fue convocado en torno a las investigaciones del Caso Gutiérrez. Dos semanas después trascendió a la prensa parte de su contenido. Apenas se conocieron 30 fojas de sus cuatro horas de declaración. Las 483 fojas que lo componen tienen la característica de una confesión. Volver
5. El testimonio pertenece a un ex subsecretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Entrevista del autor. Volver
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Verdún: un botón de muestra
Desde el 1 mayo de 1968 hasta el 25 de julio de 1969 Rodolfo Walsh dirigió el semanario de la CGT de los Argentinos. La fracción disidente de la central obrera era orientada por Raimundo Ongaro, dirigente del gremio gráfico. Walsh y Ongaro se conocieron en Madrid. El nexo entre ambos fue Juan Perón.
En el semanario de la CGT disidente Rodolfo Walsh publicó, sin su firma, sus investigaciones sobre La secta del gatillo alegre y La logia de los dedos en la lata: eufemismos con que se refería a la Policía bonaerense.
En sus notas, Walsh reveló desde la metodología hasta el lenguaje de la patota. Romper la casa, un concepto que inició la bonaerense en la década del sesenta -pero que la llevó al éxtasis en los setenta-, era el clásico ingreso de las fuerzas del orden rompiendo puertas y ventanas a patadas y culatazos. Actividad que se llevó a cabo sin orden de un juez y en horas de la madrugada. Al detenido -secuestrado, en realidad- que sería sometido a una sesión de torturas le decían que iba a hablar con René. René era la picana, un invento argentino.
Secuestros de madrugada, testimonios arrancados sobre la mesa de torturas y ausencia de un juez. Esos fueron los pilares que sustentaron al coronel Ramón Camps al frente de la bonarense, a partir de 1976. Por las filas de esa fuerza pasaron asesinos, ladrones, secuestradores, traficantes y toda clase de malandras, rescatados para integrar las patotas.
Pero también hubo testigos:
- Ramón Camps en un momento fue un prócer nacional. Luego pasó a ser un monstruo y una bestia abominable. El se nos presentó como un adalid, duro e intransigente, en la lucha contra la corrupción. Pero Camps cambiaba el cadáver de un terrorista por el botín de ese terrorista. Lo que tenía que hacer la Policía de la Provincia era matar al terrorista y entregarle el cadáver a Camps. Eso era lo que a él le interesaba. Las cosas de la casa reventada quedaban para la Policía, con autorización. El cambio era botín de guerra por muerto.
Es como cuando las tropas de un ejército invadían una ciudad y durante una semana se les permitía violar a las mujeres como un premio para los soldados. Esto fue lo mismo. Lo hacía Camps, señaló un comisario inspector, hoy retirado, que conoce como testigo presencial todo lo ocurrido en la bonarense desde mediados de la década del sesenta a la fecha.
Esas patotas se nutrieron con funcionarios policiales con extensas fojas de servicio. Ramón Camps es apenas un buen recuerdo en las filas de la bonaerense, pero la mayor parte de esa mano de obra -lejos de estar desocupada- permanece siempre en actividad, dentro o fuera de la Policía. Los hechos:
En 1968 el comisario Ernesto Verdún tenía 40 años. Cargaba con tres procesos: extorsión, cohecho y privación ilegítima de la libertad. Ocho años después el coronel Ramón Camps requeriría de los servicios de ese hombre morocho, bajo y con tendencia a la gordura.
Verdún desconocía el futuro. Y el presente lo invertia en ascender dentro de la fuerza por la vía rápida. Walsh lo relató así:
- ¿Conocés la picana?, le preguntaron a Carlos Romero mientras lo subían desnudo a "la mesa".
- No.
- Ahora la vas a conocer.
La conoció. Cuando se la pasaron por la boca, empezó a sangrar. Una radio funcionaba muy alto para que no se oyeran sus gritos. Romero se hizo autor de una cadena de asaltos a estaciones de servicio.
- ¿Y la florería también?
- Si, la florería también.
Con René la bonarense esclarecía delitos en los sesenta. En los setenta la usó para obtener las confesiones de los enemigos del ser nacional. Los encargados de ese interrogatorio eran hombres de Verdún, por ese entonces jefe de la Brigada de Investigaciones de Avellaneda. A René la tenían en una casa prefabricada de dos piezas, cocina y baño, forrada en hardboard, con dos pilares de color blanco al frente.
El 16 de octubre de 1968 fue allanada por el juez Ozafraín. Los diarios de la época la ubican en la esquina de La Coloradita y Burzaco, en la localidad de Monte Grande. La casa tenía un cartel con el nombre con que la había bautizado la patota: El destino.
Se trata de uno de los primeros antecedentes de los Centros Clandestinos de Detención que vendrían años después. Y Verdún estaría allí para dar una mano. Aunque sus antecedentes, descubiertos por Walsh, se remontaban en realidad a la década del cincuenta.
En 1957 llegó como oficial principal a la Comisaría 1º de San Justo. De inspector ascendió rápidamente a oficial principal, en enero de ese año. En esos días daba los últimos toques a su preparación como jefe de la oficina judicial de la comisaría de San Justo. Con esos conocimientos estuvo a punto de quedarse con los 16.500 pesos que le sacó a una detenida. La mujer, con la ayuda de su esposo y la del senador provincial Miguel Barbarito, que operó ante el comisario, recuperó la libertad y la plata.
Verdún recién se estaba haciendo en la profesión. Apenas tenía 27 años y todo un futuro por conquistar. Del incidente no quedó huella en su foja personal. Como se verá más adelante, un sumario sin sanción, no es tampoco un impedimento para ascender en la Policía bonaerense. Muy por el contrario.
- A la fosa que había la llamaban capacha, y en otros campos pude ver otras similares. Eran pozos rectangulares de dos metros de largo por sesenta centímetros de profundidad. Allí ponían los cuerpos, los rociaban con gas oil y los quemaban, relató Juan Carlos Urquiza |6|, chofer de Ernesto Verdún en los años de Camps, con quien recorrió los Centros Clandestinos de Detención. El hombre había llegado a comisario general. Por su responsabilidad como Jefe de la Dirección General de Investigaciones de la Jefatura de la Policía bonaerense, a Verdún se lo encontró penalmente responsable en el accionar delictivo del personal policial y de los Centros Clandestinos que de él dependieron.
Más viejo, más gordo y con papada, Ernesto Verdún está suelto. Y es apenas un botón de muestra.
Nota:
6.Legajo Nº 719, CONADEP, Nunca Más. Eudeba. Volver
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Los cinco grandes
Klodczyk es una verdadera garantía
para que la institución siga mejorando.
Eduardo DuhaldeNadie puede decir que no sabía,
ni siquiera viviendo adentro de un placard.
Oficial bonaerense- ¿Es verdad que se vá?, preguntó el periodista.
- No sabía, me entero por usted... |7|
El mejor jefe que ha tenido la policía bonaerense en toda su historia, según la definición de quien lo nombró, se enteró en vivo durante una entrevista periodística radial que, su jefe, había dispuesto pasarlo a retiro.
La virtud más significativa que encontró Duhalde al despedir públicamente a Klodzyck, fue su decisión de sostenerlo en el cargo durante los primeros cinco años de sus dos gestiones. A pesar de las innumerables críticas y denuncias que recibió su paso por la jefatura policial -de afuera y de adentro- el gobernador quiso resguardarlo para la posteridad: es el jefe de policía que más tiempo duró en la historia de la provincia.
En realidad, a pesar de que Duhalde se elogiaba a si mismo, el pase a retiro demostró que no hay jefe que dure diez años, ni gobernador que lo aguante.
El mismo criterio que utilizó para la designación de los funcionarios políticos, es el que eligió el gobernador para nombrar al Jefe de Policía: llevó a su gente. Gran parte de ellos pasaron por el gabinete municipal de Lomas de Zamora, otros establecieron el vínculo por cuestiones casi vecinales. Y la mayor parte integra una trama íntima de deudas y favores que se intercambiaron en silencio.
Pedro Anastacio Klodzyck, el Polaco, es un hombre del sur del Conurbano. De la ciudad de Lanús, limítrofe con Lomas de Zamora. Parte de su trayectoria policial también la desarrolló en la zona, al frente de las Brigadas de Altte. Brown y de Quilmes. Pasó por unidades de la costa y fue, también, jefe de Narcotráfico, tema por el que reconoce tener una debilidad.
La relación entre el futuro gobernador y su jefe de Policía, según las fuentes, nació en los primeros años de los 80. En esos días Duhalde se dedicaba a la actividad inmobiliaria y Koldzyck, por su lado, repartía su tiempo entre la actividad policial y su bulonera de Lanús: Ci-klos S.A.
No fue una relación de dos. A la amistad original entre Duhalde y Klodzyck, se sumó al grupo la de Alberto Pierri que trajo consigo al comisario Mario Rodríguez -entre quienes se dice que, incluso, habría un vínculo familiar-. El último en arribar fue el ex juez federal Alberto Piotti, quien a su vez aportó su fuerte relación con el comisario Mario Naldi.
Duhalde al frente del Ejecutivo bonarense. Pettigiani primero, y Piotti después, en la secretaría de Seguridad, Klodzyck en la Jefatura bonarense, y Rodríguez y Naldi en operaciones estratégicas, conformaron un equipo de trabajo.
Durante más de cinco años la seguridad provincial estuvo en las manos de estos hombres, en las de sus colaboradores, y con una línea directriz definida con precisión y coherencia.
Entre ellos, sin embargo, hay odios manifiestos.
Nota:
7.Entrevista de Jorge Lanata a Pedro Koldzyck, Radio City, 23-7-96. Volver
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No hay policía mogólica
Durante los cinco años que estuvo al frente de la Policía bonarense -de 1991 a 1996-, Klodzyck se aferró con uñas y dientes al sostén que lo llevó, mantuvo y sacó del cargo. La lealtad a su jefe, el gobernador, fue el secreto de su permanencia.
Ese principio también se lo transmitió a su sucesor en la jefatura, Adolfo Vitelli. El vínculo entre Klodzyck y Duhalde tuvo tal fortaleza que al comisario general le permitió sobrevivir a la salida urgente de Eduardo Pettigiani, como titular de la secretaría de Seguridad -en 1994-, se lo dejó de regalo al reemplazante en la secretaría, Alberto Piotti y, además, le dió la oportunidad de elegir a su heredero.
- Cuando fuí con la propuesta de Adolfo Vitelli y Domingo Lugos -jefe y subjefe de la bonaerense-, le dije a Duhalde que debí recurrir a los comisarios mayores, porque a los generales no les encontraba individualmente el desprendimiento que debían tener como jefes, pues existen pasiones personales y otras cosas. Tuve que llegar hasta el número 8, porque los siete de arriba no servían para nada.
Para Klodzyck el jefe de Policía es el fusible de la estructura de seguridad provincial. Su organigrama de responsabilidades políticas ubica luego al secretario de Seguridad y, en última instancia, al gobernador.
A las pocas semanas de abandonar el cargo se llevó a cabo en la Jefatura una reunión entre Koldzyck y Vitelli. El nuevo jefe convocó a su antecesor para intercambiar ideas y sugerencias. Era una manera de retribuir la bendición. Por esos días ya se habían producido los primeros cruces entre la bonaerense y la secretaría de Seguridad. La política de reestructuración implementada por el nuevo secretario -De Lázzari-, convirtió a la Jefatura en un polvorín al borde del estallido. Klodzyck, revolvió el café, y le dió al nuevo jefe su punto de vista:
- El es él que te nombró -le dijo a Vitelli-, y vos le debés lealtad. Si el secretario anda haciendo desastres vos se lo tenés que decir al gobernador...
El 10 de agosto de 1996 la revista Noticias blanqueó ante los lectores de fin de semana la política de seguridad provincial. Y apuró la salida de Klodzyck de la jefatura. Ese año se había iniciado con espanto.
El asesinato y posterior incineración de un joven de 16 años, Christián Campos, en la ciudad de Mar del Plata, conmovió a la población. Los cuarto policías responsables fueron detenidos a los pocos días del hecho. Inmediatamente después, una manifestación de estudiantes en la ciudad de La Plata fue reprimida con un salvajismo superior al habitual.
La violencia fue tan indiscriminada que alcanzó a los periodistas: las imágenes de un oficial bonaerense que disparó a quemarropa sobre un camarógrafo de Canal 13 pudieron ser observadas por telespectadores de todo el mundo. Apenas 3 meses después, un grupo de periodistas de Telenoche Investiga logró filmar a una banda de narcopolicías, de la zona sur del Conurbano. Su fuente principal de recursos eran los 300 pesos semanales, por puntero, que recibían a cambio de la habilitación para la venta de sustancias prohibidas: cocaína, marihuana y demás.
La nota aparecida en Noticias fue ilustrada con una secuencia fotográfica tomada por el reportero gráfico José Luis Cabezas -asesinado en Pinamar el 25 de enero de 1997-. La cara de Klodzyck en tapa, tomada desde un ángulo extraño y revelador, fue acompañada por un título definitorio, Maldita Policía.
Los comienzos de la era Klodzyck -decía la nota de Carlos Dutil- estuvieron signados por denuncias de graves irregularidades en el reequipamiento de la policía del Siglo XXI, anunciada por Duhalde. Como se verá más adelante, las irregularidades fueron verdaderamente graves. Y escandalosas.
- Lo de la revista Noticias, la nota famosa de ésta revista, Policía Maldita, es un insulto de movida -consideró Klodzyck ante los legisladores de la Comisiòn Investigadora de la Aduana-. Y ese periodista, Carlos Dutil, es un sinvergueza de siete suelas...
Al ex jefe no le cayó nada bien la nota. El malestar que provocaron las revelaciones periodísticas se extendió a gran parte de la bonaerense. No se puede decir que yo manejo 48 mil forajidos. Hubo vigilantes que lloraron cuando vieron la nota. Nosotros tenemos mucha gente sana...
Tras la aparición de esa nota y, sobretodo, luego del asesinato de José Luis Cabezas, la revista Noticias intentó entrevistar a Klodzyck. Se negó sistemáticamente. Tan bueno como para poner dos veces la cara no soy -dijo-. No sirvo. No puedo poner la otra mejilla.
- ¿Cómo no voy a estar dolido?, se preguntó el ex jefe de la bonaerense. E inmediatamente se contesto a sí mismo: Estoy terriblemente dolido. Si yo fuera violento querría matarlo..., pero como sé que no se puede hacer y está la vía legal, preparé la demanda...
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Piotti: las miserias del ser humano
Es de los caretas el tipo más puro,
se empilcha debute para despistar.
El atrapador, Carlos de la Púa.Alberto Daniel Piotti nació el 7 de junio de 1951. Fue en la Universidad Católica donde El Tano -o El Actor-, se recibió de abogado. Ese título le permitió al hombre conocer los pasillos de todos los poderes de Estado: recorrió a los tres. Fiscal y juez federal en el Judicial, diputado nacional en el Legislativo, y secretario de Seguridad y de la Gobernación en el Ejecutivo bonaerense.
Los primeros años de la democracia lo sorprendieron como fiscal federal. En esos días se declaraba cercano al radicalismo. Junto a un colega publicó, en 1985, un comentario jurídico sobre la Ley de Defensa de la Democracia. Tomó intervención como juez en su defensa trepado en los alambrados de Campo de Mayo cuando, en la Semana Santa de 1986, Aldo Rico inició su serie de levantamientos militares.
Con esa movida Aldo Rico se inventó a si mismo y a los carapintadas. Y el juez federal, desde esos días, adoptó la identidad de un personaje del comics: Superpiotti.
La fortaleza del hombre de leyes que lo convirtió en superhéroe, fue su política personal de prensa:
- Piotti comenzó su carrera realizando espectaculares procedimientos entre los chatarreros, seguido por el comisario Mario Naldi desde un helicóptero, y con las cámaras de televisión detrás, señaló un ex funcionario de la gobernación, que como él ocupó un cargo en el área de seguridad.
En su política de prensa, cuando inició su ascenso, Piotti no tuvo límites. Para muchos periodistas era habitual recibir en esos días el llamado telefónico del juez, ofreciendo a todos la primicia de un operativo antidrogas.
Se lo podía ver, además, poniendo su cara en un spots de Amnistía Internacional contra la tortura. Y días después, en la sección sociales de algún semanario, aparecía fotografiado en una disco junto a un breve comentario autobiográfico, como un anticipo de la banalidad que caracterizaría a la década siguiente:
- Ahora soy un desprejuiciado absoluto. No sé si estaré en una etapa regresiva, me gusta mucho bailar. Y así como antes tenía vergüenza, ahora soy capaz de bailar polca, lambada o chamamé.
A Piotti todo le vino bien. Radicales, peronistas. Judicial, Legislativo y Ejecutivo. Amnistía Internacional y Policía bonaerense. Polca y lambada. Lo que se dice un hombre con cintura política.
En 1991 fue convocado por el futuro gobernador para integrar la lista de candidatos a diputados por la provincia de Buenos Aires. Al hombre de Derecho le quedaba poco por conocer en su carrera judicial:
- Para ser juez se necesita otra cosa más allá de los conocimientos técnicos; se necesita tener más calle y más mundo de lo que muchos creen, porque la tarea de juzgar a los otros exige conocer, y bien de cerca, las miserias del ser humano.
El ex juez abandonó a la dama de la espada y la balanza y se trepó a las campañas electorales:
Una larga hilera de autos, ómnibus y camiones embanderados con los colores rojo y verde de la Liga Federal que lideran Duhalde y Pierri, inició su Caravana de la Victoria este mediodía desde el asentamiento precario 22 de Enero, en Gregorio de la Laferrere, y se fue engrosando paulatinamente hasta alcanzar varios kilómetros, a medida que atravesaba las barriadas de Isidro Casanova, Rafael Castillo, La Loma y González Catán. Con el paso de las horas, cientos de vehículos y numeroso público a pie se sumó a la comitiva portando banderas, gorras y buzos con los colores de la Liga Federal. Allí estuvo Alberto Piotti en su bautismo como puntero de la Liga.
En su paso como juez federal de San Isidro dejó recuerdos imborrables en dos fuentes consultadas por ésta investigación. Ambas coinciden en un punto: el vínculo con el comisario Mario Naldi:
- Piotti es un personaje tétrico. Tiene una relación muy fuerte con el comisario Mario Naldi. El juez estaba bancado totalmente por el grupo de policías que lideraba el comisario, en lo económico y en todo, dijo un ex legislador provincial que acumuló innumerables denuncias sobre la seguridad provincial.
Otra fuente, perteneciente a la propia Policía bonaerense, añadió a este grupo a un tercer personaje, que luego acompañó a Piotti en la Secretaría de Seguridad:
- Alejandro Pérez Cárrega tenía un estudio jurídico en la zona norte -afirmó un comisario inspector-, y Naldi era el Jefe de Sustracción de Automotores en Vicente López, desde donde nació la relación con el juez Piotti.
Para el oficial bonaerense, es vox pópuli en los pasillos de la Jefatura que desde la zona norte se hizo punta en el negocio de robar coches y cambiarlos por droga en Paraguay:
- Una 4X4 vale tantos kilos de cocaína. Y cada modelo tiene su equivalente en droga. También se pueden cambiar por dólares, pero les pijotean mucho los precios. En cambio con la cocaína no hay tanto problema y además es de máxima pureza, lo que les permite estirarla. En la frontera Argentino-Paraguaya-Brasilera es muy común este tipo de canjes, es cosa de todos los días.
Como diputado de la Nación Alberto Piotti mantuvo su perfil protagónico. Integró la estratégica Comisión de Juicio Político y, en el proceso de investigación a la jueza María Servini de Cubría, la participación de Piotti fue relevante: evitó el juicio.
En setiembre de 1992 la Comisión tenía acumulados 14 pedidos de destitución por irregularidades cometidas por la magistrada en la causa conocida como Yomagate, en la que se investigaba el presunto lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
Entre los involucrados había tres funcionarios del gobierno nacional: el secretario de Recursos Hídricos, Mario Caserta, la secretaria de audiencias presidencial, Amira Yoma, y el funcionario de la Aduana, Ibrahim Al Ibrahim. Amira e Ibrahím, además de compartir las sospechas, integraron un extraño matrimonio.
Las relaciones de Amira y Caserta conducían a Menem. Las de Ibrahim a Duhalde, por haber firmado el decreto que lo nombró funcionario de la Aduana.
Por once votos contra diez los integrantes justicialistas de la Comisión aprobaron el cierre del proceso de investigación. Estaban pendientes los testimonios del empresario Jorge Antonio, del ex asesor presidencial Emir Yoma y de su hermana Amira, que el cese de la investigación impidió que se produzcan.
- Ya se han presentado once testigos y la investigación lleva miles de fojas y varios meses en la Comisión. Los testigos que faltan no pueden hacer variar la situación, dijo el diputado Alberto Piotti para fundamentar su pedido de cierre de la investigación.
Un diputado que votó en contra del pedido de Piotti se preguntó:
- Cómo vamos a expedirnos sobre cosas que nadie conoce. Aún no hemos escuchado las cintas secuestradas en el domicilio de Amira Yoma.
No fue la primera vez que Alberto Piotti relativizó el valor de una prueba. En su juzgado federal hubo por lo menos dos casos de alteración de la materia: inxeplicablemente el clorihidrato de cocaína se convertía en ácido bórico.
El 14 de noviembre de 1990, el juzgado de Piotti remitió al fuero penal económico una bolsa de supermercado con una sustancia húmeda que, se suponía, era la carga secuestrada a Ana Yesi de Gracia, un correo sorprendido el 15 de febrero de 1988 con 2,2 kilos de cocaína en el aeropuesto de Ezeiza. Tenía una pureza del setenta y dos al ochenta y cuatro por ciento: no era ninguna línea importante.
El caso era de competencia de penal económico, pero Piotti había intervenido y, después de dos años se había resuelto que no le correspondía. El 24 de agosto de 1990 envió los expedientes, pero sin las pruebas. Después de que se las reclamaran con cinco oficios y varios llamados telñefónicos, en noviembre mandó la bolsa.
Prudentemente, los empleados del juzgado Nº 7 del fuero penal económico la dejaron en custodia de la Administración de Aduanas, hasta febrero de 1991, cuando el juez Héctor Acuña exigió una nueva pericia. Se descubrió entonces que lo que debían ser 2,2 kilos de cocaína de mediana pureza se había convertido en 3,35 kilos de ácido bórico y apenas 3,36 gramos de cocaína |8|.
El sumario instruído por la Cámara Federal de San Martín no fue mella para su ingreso, meses después, en el selecto grupo de diputados nacionales. Hombres que se diferencian del común de los normales por su capacidad de legislar. Y por circular por el mundo protegidos por sus fueros.
Nota:
8.Gabriel Pasquini y Eduardo De Miguel, Blanca y Radiante. Editorial Planeta. 1995. Volver
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Las cintas
Es una trampa. Ensuciar a los Yoma para que se
salven los drogadictos como Duhalde..., que se atrevan.
De un cassette secuestrado en la casa de Amira Yoma- Hoy no leí los diarios..., no quiero hablar con nadie, -dice una de las voces-.
- Pero por eso te estoy diciendo, ¿porqué Amira?, ¿porqué te ponés así? Si vos sos inocente se tiene que aclarar, Amira, es lo mismo que a mí me echen culpa de algo, ¿porqué me tengo que pelear con toda la mierda?, -pregunta Beatríz López, sucesora de Amira en la secretaría de Audiencias de la Presidencia, del otro lado de línea-.
- Vos, porque no sabés nada de nada..., Duhalde... ¿nunca en tu vida lo escuchaste?
- Hace años se comentó...
- ¿Recién ahora te diste cuenta?
- ¿Pero qué hice?
- Nada, vos sos la primera que tendría que haber agarrado al mismo Duhalde o a los ministros o al Presidente y decirles señores, discúlpenme, yo hace dos años que trabajo con la Sra. Amira, hace treinta años que conozco a la familia de ella y yo no acepto, con mi humilde palabra, yo no acepto que nadie diga absolutamente nada. ¿Tuviste huevos para decir eso, vos? Pero tampoco hablaste bien, no hablaste mal pero tampoco hablaste bien. Entonces, cuando yo tuve que dar la cara por vos, por boludeces, yo fuí y la dí, cuando lo tuve que enfrentarlo a Niembro lo enfrenté y cuando lo tuve que enfrentar a Toledo lo enfrenté...
Amira Yoma reconoció ante la jueza Amelia Berráz de Vidal la propiedad de los minicassettes. Habían sido secuestrados de su casa tras un allanamiento del juez Néstor Blondi, que a su vez investigaba la actuación de la jueza Servini de Cubría en el proceso del Yomagate.
Esas cintas, plagadas de revelaciones por lo menos comprometedoras
, contenían diálogos de Amira con colaboradores y con familiares. A su hermano Emir, por ejemplo, lo ponía al tanto de un supuesto intento de extorsión de la Brigada Che Guevara:- 'Tenemos conocimiento de todos los documentos de quienes proveen sus conexiones con el narcotráfico, de Menem y Duhalde, por este motivo deberá entregar la suma de 50 millones de dólares'..., que si tendría no estaría acá...-acota Amira-, a las siguientes direcciones... Bueno, pero (habla en idioma extranjero)... por correo, sí, esperá, hola? Esperá, esperá un segundito que ahora voy a abrir otra carta a ver lo que es..., bueno, poné rojo y agarrá la otra línea, apretá el número rojo, no, apretá el rojo que después apretás y salgo yo otra vez. Acá hay otra cosa: 'Amira Yoma: nada de lo escrito..., hola..., nada de lo escrito en el matutino Página 12..., tenemos un tape, fotografías, etc..., treinta millones de dólares en Paraguay. Norberto Miranda, Brigada Che Guevara'.
Querés que te lo mande a José hasta Olivos que lo lleve para que lo vea Carlos?.
Las cintas llegaron a manos de los diputados de la Comisión Investigadora. Pero el cese de la actividad impidió que su contenido sea utilizado para apuntalar el juicio politico a Servini de Cubría. Fue Alberto Ballestrini, diputado justicialista de la provincia de Buenos Aires, quien solicitó el inicio de otro juicio político, en este caso al juez Blondi, a raíz de la difusión del contenido de los casetes de Amira.
- No, no estoy caliente, estoy perfecto, estoy feliz, fijáte vos. Fuí yo al Juzgado pero dice: no, digale que no lo voy a poder recibir, no? y le digo: Ud. le dice a la Doctora que digo yo que se vaya a la puta que la parió y dígale que no va a salir hasta las 3 y media de la mañana... Es una trampa, ensuciar a los Yoma para que se salven los drogadictos como Duhalde. Que se atrevan..., -amenaza desde el teléfono una vos atribuida a Emir Yoma-.
Como era de esperar, Amira Yoma, tres años después de iniciado el escándalo, fue absuelta por el juez Nerio Bonifati en abril de 1994.
Surge de las actuaciones que quien estaría involucrado seriamente en la actividad delictiva investigada es Ibrahim Al Ibrahim, y por ello, quien fuera su mujer (Yoma) fue sometida a este proceso, expresó el juez en un párrafo de la resolución de 90 carillas. No existe ni un mínimo principio de corroboración de los dichos de lavado -sostuvo el juez-, salvo enervar un reproche por su ex matrimonio con el hoy contumaz Ibrahim.
En la resolución, Bonifati se creyó en la obligación de aclarar que el vínculo matrimonial no necesariamente deriva en una asociación ilícita. Amalia Yoma no es responsable por los hechos que hubiere cometido Ibrahim, tal como éste no es responsable por lo que hubiera cometido ella, ya que pese a haber convivido, no se fusionaron en forma física permanente. Además, cabe diferenciar una sociedad conyugal de una asociación ilícita, dado que tienden a distintos fines intrínsecos, y la sociedad que ellos conformaron fue de índole social y no delictivo, conjeturó el juez.
Paradójicamente, el culpable en la investigación de Bonifati no dejó ni rastros. Para frustración de la Justicia, desde junio 1992 se desconoce el paradero de Ibrahim. Para Román Lejtman, autor de la investigación Yomagate, el ex funcionario de la Aduana huyó de la Justicia con dinero proporcionado por la familia Yoma. La revista Noticias, por su parte, aseguró en marzo del 94 que la inteligencia local maneja seriamente la hipótesis de que el sirio Ibrahim al Ibrahim nunca salió vivo de la Argentina.
Ibrahim fue designado en la Aduana el 4 de setiembre de 1989 por el entonces vicepresidente Eduardo Duhalde, para ocupar un cargo que creó especialmente el presidente Carlos Menem, a través de un decreto firmado el 30 de agosto de ese mismo año.
En los considerandos del decreto 634/89, firmado por Duhalde y por el ex ministro de Economía, Néstor Rapanelli, se afirma que la designación de Ibrahim requiere ser realizada con carácter de excepción atento a las necesidades de servicio que originan la cobertura de dicho cargo |9|.
El carácter de excepción invocado en los fundamentos de esa norma llevó a suspender dos decretos aprobados en 1985 y mover partidas presupuestarias de la Ley de Contabilidad. El decreto dejó sin cumplimiento en la designación de Ibrahim las normas establecidas por el artículo 7 inciso d) del Régimen Jurídico Básico de la Función Pública aprobada por Ley 22.140 y su reglamentación y lo dispuesto por el artículo 18 de las normas aprobadas por el Decreto 2043/80, que establecen un mínimo de dos años como ciudadano para ocupar altos cargos oficiales.
Esas irregularidades derivaron en una causa instruída por la jueza Berraz de Vidal, continuada posteriormente por el juez Martín Irurzun. Pero el investigado no era solo Ibrahím, sino también quienes pusieron su firma en el nombramiento: el chancho y el que le daba de comer.
La instrucción debía determinar si la designación de Ibrahim constituyó un abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público, delitos para los que el artículo 253 del Código Penal contempla penas de multa e inhabilitación a quien dispone el nombramiento y al que lo acepta.
El juez Irurzun resolvió el sobreseimiento de Ibrahim. La Cámara Federal, posteriormente, recibió la causa por la apelación del fiscal Gustavo Bruzzone. El juez consideró que carecía de elementos suficientes para continuar la investigación, apreciación que el tribunal estimó, cuanto menos, prematura y le reclamó que ahonde la pesquisa en relación a la eventual existencia de otros requisitos necesarios para la designación que se cuestiona, y que investigue si existían las condiciones que se mencionan en el decreto que firmó Duhalde designando a Ibrahim, especialmente el punto de la norma donde se sostiene que se realizó la selección de la persona que reúne los antecedentes y condiciones para ocupar el cargo.
Ibrahim apenas tenía cinco meses como ciudadano. El trámite en su caso se caracterizó por la celeridad: a un argentino nativo le lleva nueve meses, él lo logró en apenas once días.
Pero además, el sirio tenía un obstáculo insalvable para desempeñarse en la función pública: no sabía leer ni escribir el idioma castellano, tal como reconoció en una indagatoria judicial antes de emprender -o de ser arrojado a- la fuga.
La causa judicial, finalmente, entró en en la desmemoria judicial. El sumario administrativo interno que realizó la Administración Nacional de Aduanas, determinó -según diputados que tuvieron acceso a el- que Ibrahim fue el delegado presidencial en el área operacional del aeropuerto internacional de Ezeiza. Ese dictamen llevó la firma del titular de la Aduana, Gustavo Parino.
Cuando se aquietaron las aguas del Yomagate, el primero en la fila para recibir el hueso fue Alberto Daniel Piotti. En abril del 94 fue designado por Duhalde como secretario de Seguridad bonaerense, una cartera con 700 mil pesos de fondos reservados.
El diputado Alberto Ballestrini, que impulsó el juicio político a Blondi, integró la lista de constituyentes por la provincia de Buenos Aires y luego participó de la reforma de la Constitución Nacional. Como se dijo anteriormente, Ballestrini fue uno de los nombres que circuló como posible vice del gobernador en las elecciones generales de 1995.
Al asumir en su nuevo cargo, Piotti anticipó el objetivo de la gestión que estaba a punto de iniciar: vamos a diseñar a la policía del siglo XXI. Vamos a llevar al máximo nivel la imagen y la credibilidad de la policía. Será una de las cuestiones en la que vamos a trabajar brindando a la justicia todos los elementos necesarios para que los delitos en que presumiblemente hubo participación policial, se clarifiquen.
Si en verdad fue ese el objetivo de su gestión, Piotti fracasó estrepitosamente.
Si no fue así, mintió.
Nota:
9. Un ex integrante de la Comisión de Juicio Poliítico de la Cámara de Diputados de la Nación señaló a ésta investigación aspectos significativos del expediente de la Causa Yomagate -Juzgado Federal Nº 6, Dr. Canicoba Corral-: El ex secretario de Recursos Hídricos y ex funcionario de la municipalidad de Morón, Mario Caserta, e Ibrahim al Ibrahim declararon en la indagatoria que (Alberto) Bujía -secretario privado de Duhalde- y Héctor 'Ronco' Lence -diputado nacional por la provincia de Buenos Aires, propietario del Hotel Sasso de Mar del Plata y conversor de un micro de El Cóndor en el menemóvil-, eran los tipos mandados por Duhalde para que Ibrahim no les revise las valijas. Eso está dicho en el expediente.. Volver
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Cosa de chicos
Estación de Quilmes. Jueves de febrero. 16 horas. Hace calor y las chimeneas rojas y blancas de la cervecería indican que allí dentro alguien trabaja. Donde termina el andén unos quince chicos -inquietos y sucios- esperan el tren que los llevará a Plaza Constitución. Conversan entre sí. Se empujan, otros miran la escena abrazados y nadie los ve. Estan lejos de los pocos pasajeros que a esa hora de la tarde esperan al tren.
Se acercan un cronista y un fotógrafo. Para los chicos son dos intrusos y se ponen nerviosos. Eligen la reirada y corren por el anden y las vías. Pero hay dos que se deciden por el enfrentamiento:
- Ustedes son policías, dice uno.
La explicación de charlar para una nota y hacer algunas fotos les atrae, pero no termina de convencerlos. Miran la cámara y el grabador. Se debaten entre la curiosidad y el miedo. La piensan, se miran entre sí y finalmente se juegan. Todo tiene precio:
- Hablamos si nos compran un sandwich, propone el que se envalentona decide definir la situación.
Y hablaron:
- Ahora estamos caminando, buscamos trabajo. Yo estoy en 4º grado pero a mí me gustaría trabajar de mozo. Me voy de mi casa porque mi papá me caga a palos cuando me mando líos o cuando rompo algo. Lo que pasa es que cuando me pongo nervioso agarro los platos y los tiro al piso, reconoce Mariano, de 10 años, que no espera preguntas para dar a conocer los aspectos centrales de su vida.
- Yo no estudio, no trabajo, no hago nada. Ayudo a mi mamá a barrer y a limpiar los platos. Y de la escuela me echaron por tirar cohetes en el baño, dice Marcos, de 8 años, que imita la verborragia de su compañero de viaje.
- El otro día mi mamá me ató a la pata de la cama para que no me escape más, se queja Raúl, de 11 años.
Perdieron el miedo. Ahora quieren hablar todos. Se pelean por contar su historia y por entrar en el reparto de sandwiches. Los que esperan el tren, desde el andén de enfrente, miran la escena y no la entienden. ¿Qué hacen dos tipos normales rodeados por una banda de chicos sucios y callejeros?
Dicen que vienen de barrios con lindos nombres: Los Alamos, Villa Azul. Dicen que van a los vídeos, que juegan, que manguean. Que andan en la calle hasta las cinco de la tarde, o hasta las diez de la noche. Y otras veces dicen que andan dando vueltas días y noches sin aparecer por su casa.
- ¿Cómo los trata la gente?
- Bien, dice uno que piensa un poco antes de responder y agrega: a veces nos dicen que vayamos a buscar trabajo. 'Andá a trabajar pibe', te contestan cuando le pedís una moneda, detalla José, de 10 años.
- Los mozos a veces nos corren de los bares. El otro día me corrió uno con la escoba. Quise entrar al baño a cagar y como me olvidé de pedir permiso me sacó a los escobazos, relata Mariano, una especie de lider del grupo, y levanta la camiseta de River que lleva puesta y muestra el moretón en la espalda.
Cuando sean grandes dicen que quieren ser futbolistas, mozos, enfermeros. Si no pinta nada de eso se conforman con laburar de cualquier cosa. Sin pregunta de por medio aparece uno que pide perdón por la palabra y dice mi padrastro es un hijo de puta. Me judea, me amaneza de muerte. Me mezquina un vaso de agua. Si mi mamá se separa de él yo vuelvo, sino sigo en los trenes.
De pronto uno señala a X. Se asustan y lo insultan desde lejos. X está en una camioneta, en la calle lateral de la Estación y no los oye. Desde allí los mira y controla la escena. X es el dueño del lugar, y una parte de la recaudación en esa zona es para él.
Después comieron los sandwiches. Milanesas y salchichas con mucha mostaza. El cronista y el fotógrafo se despidieron y bajaron las escaleras del andén. Ellos quedaron allí. En la Estación de Quilmes, un lugar público.
La Comisaría 1º de Quilmes está ubicada a media cuadra de la Municipalidad, en la esquina de Além y Sarmiento. En el primer piso de la comuna funcionó en 1994 un organismo provincial destinado a dar asistencia a los menores privados de su libertad.
No tenemos elementos para determinar que es cierto, pero tampoco podemos afirmar que es mentira lo que estos chicos declararon, fue la respuesta de la funcionaria a cargo de la asistencia a los menores presos. Ella no movió un dedo para despejar la duda que le planteó el siguiente testimonio:
- ¿Y cuándo viene la policía qué pasa?
- Corremos.
- Salgo rajando.
- ¿Porqué?, ¿qué les hace la policía?
- Nos faja con esa manguera que tienen.
- ¿Le pegan?
- Si.
- Y algunas veces nos perdonan y nos dícen: 'váyanse si no quieren que los lleve preso'.
- Los policías son todos bocones.
- Los policías agarran y en ves de llevárselos presos se los mandan...
- ... los mandan a unos pibes que le hagan...
- ...si..
- ¿Qué le hagan qué?
- ... no..., la palabra...
- Decí lo que tengas que decir.
- Bueno..., que le cojen.
- ¿Los policías a los pibes?
- Si.
- Le hacen que le chupen los huevos.
- ¿Dónde pasa esto?
- En la Comisaría 1º.
- El otro día nos llevaron preso y se estaban violando a un pibe.
- ¿En la Comisaría 1º?
- Si.
- Se lo estaban violando. Yo lo sé porque me llevaron preso y lo ví. Ibamos caminando por el pasillo y lo vimos. Y ahí también nos hacen barrer y si no queremos nos pegan.
- Nos pegan con palos.
- ¿Y esto se lo contaron a alguien?
- No.
- ¿Porqué?
- Te da miedo que buchoneen a alguno.
- Que vayan y se lo digan a la policía.
- ¿En tu casa tampoco lo contaste?
- No.
- No, porque por ahí después tienen lío.
- ¿En la escuela?
- No, tampoco.
- ¿De la Municipalidad nadie se acercó a hablar con ustedes?
- Nunca.
- Nadie.
Este testimonio fue publicado por un medio local [Gráfica del Sur]en el mes de marzo de 1994
Cinco días después de su aparición el director de la publicación fue citado por el Juzgado de Menores Nº 1 de Quilmes, a cargo del Juez Juan Carlos Cairo. El trámite judicial fue breve. Se le solicitó al periodista que rectifique o ratifique el contenido de la nota. El secretario del Juzgado, a cargo de la gestión, recibió la ratificación en forma inmediata. Junto a ella el cassette y las fotos de la entrevista.
Después de firmar su declaración el periodista escuchó una confesión. La del funcionario judicial:
- Esto es verdad. Sabemos que también involucran a los chicos con la droga. Pero con esta causa no va a pasar nada. Hace unos días nos trajeron las Traffic para traladar a los menores que vienen a declarar. Pero no nos dan plata para la nafta. Esto no le importa a nadie. Sabés lo que pasa: los chicos no votan...
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La gente del Polaco: Canales
No queremos que nos crean, queremos que investiguen y comprueben la verdad para hacer justicia, solicitaron los integrantes de una denominada Unión de Oficiales de Policía por la Verdad y la Justicia. El anónimo fue enviado en 1993 a dos diputados provinciales, uno del oficialismo y el otro de la oposición.
Con membrete y sello de la Policía bonaerense, les solicitaba que pasen por la calle 2, entre 51 y 53 -sede de la Jefatura-. Van a sentir mucho olor a podrido. (Ahora) vamos a darles información sobre muchos casos, pero la lista no quiere decir que sean todos, porque la corrupción está generalizada.
Parte de esas denuncias, al menos, fueron comprobadas
Una de las primeras medidas de Klodzyck al asumir el cargo fue suprimir la Dirección General de Inspección y Control, organismo que supervisaba el desempeño de las comisarías y otras dependencias policiales, evitando y previniendo actos de corrupción.
Luego se abocó a los nombramientos. Significativamente, muchos de los funcionarios policiales convocados por Klodzyck para que lo acompañen en su gestión al frente de la Jefatura, le debían explicaciones a la justicia.
Uno de ellos fue el hombre que le atendió su correspondencia y llamados personales.
Armando Oscar Canales había llegado en 1991 a subcomisario. Un proceso por asociación ilícita y robo reiterado de automotor podría manchar su legajo y obstaculizar su carrera. Pero no fué así. Klodzyck dispuso su ascenso a comisario. Aunque no sería Canales el único allegado a Klodzyck con cuentas pendientes derivadas de su afición por el automovilismo.
En la sesión del 27 de febrero de 1991 la Cámara de Senadores bonaerense aprobó un pedido de informes sobre la situación del personal policial involucrado en la causa Nº 2307, que tramitó el Juzgado Criminal Nº 8, del Departamento Judicial La Plata.
Siete meses después, el entonces ministro de Gobierno, José Díaz Bancalari, -en los últimos meses de la gestión de Antonio Cafiero al frente de la gobernación- remitió al cuerpo la información producida por la Jefatura de Policía.
Dieciséis funcionarios policiales habían sido involucrados en un escándalo relacionado por la venta de autos dobles.
Las actuaciones judiciales, iniciadas en 1989, caratularon a las conductas policiales de asociación ilícita. El sumario administrativo interno se originó en la presunción de la connivencia entre los sumariados y personas extrañas a la institución dedicadas a cometer ilícitos: sustracción de automotores, adulteración de números de chasis y motores, sustitución de placas, falsificación de documentación, radicación de denuncia falsa y falsificación de dominio.
La Cámara de Apelaciones en lo Criminal de La Plata, según el sumario policial, no acreditó categórica y fehacientemente la existencia de una organización ilícita. Sin embargo, el sumario reconoce que en ocasión de tomar intervención -los sumariados- en denuncias relacionadas con la venta de autos dobles, no actuaron con la diligencia y sagacidad investigativa que la naturaleza de los ilícitos requerían, negligencia que posibilitó que se vieran involucrados en un trascendente proceso penal.
En el terreno de las hipótesis, resulta elemental conjeturar que si se hubiera desempeñado la tarea policial con diligencia y sagacidad, podrían haberse comprobado los ilícitos. Y su propia responsabilidad en ellos, por lo que deberían haberse culpado a sí mismos. Una circunstancia a la que no estaban obligados.
La Policía bonaerense, de todos modos, hizo caer el peso de la sanción administrativa sobre Canales: por haber menoscabado la investidura de la institución y la falta de sagacidad investigativa le aplicó diez días de arresto. Sin perjuicio del servicio.
- Oiga jefe, ¿me firma el remito?, preguntó el chofer del corralón.
- Si, pasame la lapicera, contestó el oficial acomodado en su escritorio.
En la Calle 16, entre 38 y 39, se construyó entre 1993 y 1994 un chalet de dos plantas funcionales. Sobre un terreno de 450 metros, la vivienda ocupó 140. El empleado que entregó durante dos años los materiales para la construcción estaba convencido que esa sería la futura residencia oficial del Jefe de Policía bonaerense. Estaba equivocado. En este caso el dedo también apuntó a Canales.
En toda historia policial que se precie debe incluirse un muerto. Y aquí hubo uno:
- El comisario Canales -decía la denuncia- se está construyendo una casita (..) y lo hace con dinero de la Jefatura. ¿Cómo procede? Es sencillo. Firma cargos para la compra de materiales destinados a reparar la residencia del jefe, y hasta la fecha lleva ya una suma que supera los doscientos mil pesos.
La denuncia, radicada en el Juzgado Penal Nº 5 de La Plata y ante la Suprema Corte, se convirtió en una causa aún sin resolución. Sucede que entre los testigos y posibles implicados hay un muerto y una jubilación anticipada por problemas psíquiátricos.
No existe ninguna duda de la alianza para cometer delitos -señaló la denuncia- entre Ana María Sosa, jefe de la División Contable, y el comisario Canales, ya que aquella le autoriza y tramita los cargos y éste le firma las órdenes de viáticos que no tienen destino. (..) La documentación referida a los cargos figura asentada en libros y computadoras, y tiene registro la Delegada Contadora de la Contaduría General de la provincia.
Esos materiales también habrían sido derivados hacia la ciudad de Lanús.
Cuando esa contadora comenzó a sospechar y se puso a hacer preguntas, obtuvo una respuesta breve:
- Es una orden del jefe.
La trama judicial:
La causa dormía el sueño de los justos. Ni el fiscal, César Melazo, ni el juez Federico Atencio, avanzaron en la instrucción. Ni siquiera se la requirieron a los funcionarios policiales que la guardaron en un cajón de la Jefatura.En realidad, se habían adueñado del proceso: |10|
En enero de 1994, Ana María Sosa -28 años de funcionaria policial en el área administrativa, con rango de comisario- recibió un llamado telefónico en su casa. Se tenía que presentar de inmediato en la Jefatura. Le dieron una buena y una mala.
La mala era la denuncia que la involucraba por enriquecimiento -junto a Klodzyck y Canales-, y la buena era que la situación estaba bajo control:
- Quédese tranquila. Pero no abra la boca. Caíto Melazo -el fiscal- es muy amigo mio y nos va a dar una mano, le confió el comisario inspector Julio Gómez.
Junto con la buena le sugirió que contrate los servicios de un abogado. Pero no cualquiera. Le puso un profesional con nombre y apellido que, también, era comisario.
- Como solo cumplía ordenes que me impartían mis superiores -relató Sosa-, y no había cometido ningún ilícito me fui a mi casa, sin ver al abogado.
Un mes después su vida cambiaría de rumbo. Y la de su esposo -Ramón Andino- llegaría a su fin.
Para Sosa fue una muerte harto sospechosa. Para otras fuentes se trató, diréctamente, de un asesinato |11|.
Los llamados teléfónicos se hicieron incesantes. La presión para aceptar abogados policiales fue permanente. Se sucedieron reuniones en oficinas privadas y en despachos policiales. Las operaciones giraron alrededor de un único objetino: que no abra la boca.
La oficina de Sosa fue allanada por izquierda y el deterioro en su salud llegó al poco tiempo:
- Me retiré de mi lugar de trabajo, que mantuve durante 28 años con lealtad hacia la institución, y nunca más volví.
Los llamados no cesaron. Por el contrario, tuvieron éxito.
La ex funcionaria policial aceptó los servicios de un letrado. La institución correría con los honorarios. Los gastos menores, en cambio, quedaban a cargo de Sosa.
En una oficina de la calle 13, entre 46 y 47, de la ciudad de La Plata, se realizó el primer encuentro entre la defendida y su abogado:
- Lo mío lo paga la Jefatura. Pero usted -estableció el profesional-, me tiene que dar el dinero para el secretario del juzgado. El que está arreglado es el juez, y acá los muchachos no quieren quedar afuera. Hay que ponerse...
Las entregas fueron en cinco cuotas de cinco mil pesos cada una. El precio total del arregló sumó 25 mil pesos. La operación, incluso, fue formalizada con recibos:
- ... que aún conservo, señaló Sosa.
Además de los 25 mil pesos, la mujer -como parte del acuerdo- tenía la orden de cerrar la boca. Eso era todo. Lo que debía callar era la trama y el contenido de las reuniones que mantuvo con la jerarquía policial.
Pero no cumplió el acuerdo. Habló:
- En una conversación que mantuvimos en un despacho de la Sub Jefatura con el comisario mayor Oscar Rossi -a instancia del jefe y subjefe de Policía-, me comunica que la Jefatura los había designado para 'arreglar' todo lo referente a la causa y a todos los allí involucrados, también me manifiesta que la Jefatura ya había puesto el dinero para todos, sin decirme cuanto...
Y agregó:
- El comisario Canales también me había referido que al juez Atencio se le había puesto mucha plata, me habló de un millón de pesos. Cuando escuché la confirmación de la cifra me dió un escalofrio...
A dos años de iniciada la causa un rumor ganó los pasillos de la Jefatura y los de los Tribunales platenses:
Klodczyk le entregó al juez Federico Atencio un millón de pesos para que detuviera las actuaciones hasta que se 'enfríe todo'.
Sosa rompió las relaciones con los abogados policiales. Contrató a la abogada Elba Tempera. Una de sus primeras medidas fue comunicarle al juez Atencio el rumor que lo colocaba en el centro de la escena. Pero ahora con un nuevo componente.
El rumor había sufrido una alteración en su categoría. Se convirtió en una acusación. Y había un acusador.
La mujer puso el nombre, la cara y el cuerpo. Y se presentó en el despacho del juez. Evitó de entrada todo tipo de rodeos. Fue al punto:
- Vengo a conocer al juez corrupto -dijo la comisaria Sosa-. Al que le pagaron un millón de pesos para procesarme.
Atencio llegó a la justicia criminal en 1986. Procedía de una típica familia conservadora y burocrática de los tribunales platenses. Tiene aspecto de intelecutal. El detalle, dicen, tal vez solo proviene de sus lentes. Quienes lo conocieron en sus primeros años de magistrado rescatan un elemento de su perfil profesional: no guardaba las formas, pero en los interrogatorios era duro.
Su despacho, en calle 8 entre 57 y 58, es gris e impersonal. Allí llega todas las mañanas en su Mazda. Su lugar de trabajo es una estrado que lo coloca por encima de sus interlocutores. Para ellos hay un grupo de sillones distribuidos en la sala. La decoración se reduce a una bandera nacional y al gastado retrato del General San Martín.
Después de escuchar el original saludo de la mujer, Atencio extrajo un rosario de cuentas de uno de sus bolsillos. Tomó el Cristo por la ornamente. Levantó la vista en dirección a la acusadora y le dijo:
- Le juro que es mentira...
Cuanto menos, el magistrado no parecía desconocer la versión.
- Doctor..., yo tuve que pagarle a su secretario para que no me perjudique -agregó la mujer-. Tengo testigos, y tengo también los recibos...
El secretario del juez Atencio siguíó la carrera judicial. Pero se fue de La Plata. Guillermo Alejandro Rolón se convirtió en el titular de un juzgado penal del Departamento Judicial de Lomas de Zamora. Una de las primeras causas que tuvo entre manos fue la denuncia, por calumnias e injurias, que el gobernador Eduardo Duhalde le inició al periodista Hernán Lopez Echague
Te tiro al rio:
Una de las últimas apariciones públicas de Canales fue en Magdalena. Los fines de semana acostumbró a transcurridos, en familia, en la casa quinta que posee en esa localidad. A mediados de julio de 1996 un vecino lo acusó formalmente por privación ilegítima de la libertad y amenazas. La metodología que utilizó Canales para encontrar al ladrón del autoestereo y los 20 CD robados a su hijo, encajó perfectamente con un chiste que ilustra la concepción investigativa de la bonaerense.El chiste dice así:
Se realiza en París un congreso mundial de fuerzas policiales. Concurren los mejores investigadores y detectives del planeta.
El FBI norteamericano, el Scotland Yard inglés, la Suretté francesa y, también, la Policía bonaerense envía a varios de sus mejores hombres.
Durante el congreso, para ilustración y ejemplo de los asistentes, se organiza un concurso en varias etapas. En el tramo final quedan en pié los detectives franceses e ingleses. Para sorpresa de muchos presentes los bonaerenses también estaban allí.
Hasta ese momento, el desarrollo del certamen no había mostrado la metodología investigativa de los participantes. En ese punto, los detectives de la bonaerense concentraban las miradas intrigadas de sus colegas.
La última etapa, que iba a determinar qué fuerza de seguridad poseía la mayor sagacidad investigativa, consistía en hallar en el menor tiempo posible unos conejos que, para tal fin, habían sido largados en un bosque aledaño a la sede del congreso.
Los primeros en salir tras sus pasos fueron los franceses. A las 6 horas y 20 minutos, el jefe del grupo aparece con un conejo en perfecto estado. A continuación emprenden la búsqueda los ingleses con la misión de bajar el tiempo de sus pares galos. A las 5 horas y 15 minutos llegó el hombre del Scotland Yard con un conejo entre sus brazos.
La imagen enternecedora fue coronada por el aplauso de todos los presentes.
Por último llegó el turno a los bonaerenses. A las 3 horas y 10 minutos regresó el jefe de la delegación y sobre el estrado arrojó un chancho magullado.
Tenía el cuerpo lleno de golpes y moretones, con la cabeza ensangrentada. Los presentes se alarmaron, y el presidente del tribunal, sin salir de su asombro, preguntó:
- Señor, ¿qué es eso?
- El conejo, respondió -sobrador- el bonaerense.
- Por favor, señor, eso es un chancho, dijo el presidente del tribunal.
- Usted está equivocado, retrucó el bonaerense y, mirando fijamente al chancho herido, lo interrogó con firmeza:
- Decí la verdad, ¿vos qué sos?
- Un conejo..., un conejo..., gritó el chancho dando así por terminada la investigación.
A Víctor Guarella el comisario Canales lo quiso convertir en conejo con un tratamiento para chanchos. Y no fue broma.
Según la denuncia -en manos del juez Samuel Saravi Paz-, el estudiante de 18 años fue 'levantado' en una calle de Magdalena y subido a una camioneta gris, con vidrios polarizados. En su interior estaban Canales -que se indentificó como policía- y una mujer, presumiblemnte su esposa. La víctima fue abordada por el oficial al salir de una Exposición en la Escuela 502. No tuvo tiempo de reaccionar:
- Subi, ordenó la voz imperativa.
Una vez dentro del vehículo, el joven fue agarrado del cuello y, mientras le apuntaba con un arma, lo interrogó:
- Decíme la verdad o te tiro al Río.
Después de varias de vueltas por Magdalena y ante la imposibilidad de brindar la respuesta que buscaba Canales, el joven recuperó la libertad. Lo primero que hizo con ella fue la denuncia. Y aún espera una reparación judicial. El comisario, mientras tanto, al día siguiente continuó su labor habitual en la Jefatura.
Hasta el fín de los días de Pedro Klodzyck como Jefe de Policía, Oscar Armando Canales fue su secretario privado.
Nota:
10. Relato elaborado en base a la denuncia presentada por Ana María Sosa ante la Procuración de la Suprema Corte bonaerense, con patrocinio de la Dra. Elba Témpera, en abril de 1997. Volver
11. La causa instruída por la muerte de Andino está en manos del juez Ricardo Szelagowsky, Juzgado Criminal Nº 8. Volver
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Tachi
Oscar Alberto Tacchi fue ascendido a comisario mayor por Pedro Klodzyck. Al igual que Canales, Tachi venía del proceso por asociación ilícita, robos de automotor reiterados, falsificación de documento público y violación de los deberes de funcionario público, entre otros cargos, derivados del escándalo por los autos dobles de 1989.
El sumario administrativo recayó con mayor fuerza sobre Tachi. Por tratarse del oficial de mayor rango entre los acusados de asociación ilícita, el menoscabo a la investidura de la institución se convirtió -en su caso- en quince días de arresto. Sin perjuicio del servicio.
Pero los sospechosos antecedentes de Tachi fueron su mejor carta de presentación en la década que se iniciaba. La policía del Siglo XXI, un concepto incorporado con la llegada de Duhalde a La Plata, tendría un rol adecuado a su perfil: encargado de la compra de los automotores y del reequipamiento de la fuerza.
Klodzyck inexplicablemente rebajó de categoría a la Dirección de Logística, antes a cargo de un comisario general y designó al frente a su amigo Tachi., sostuvo la denuncia efectuada en 1993 y que formó parte del pase de facturas dentro de la bonaerense. Debe mencionarse -agregó- que ese organismo es el encargado de la compra de automotores, equipos, armamentos, uniformes, etc..
Como después se pudo comprobar, la interna policial se tiroteó -al menos en algunos tramos- con elementos ciertos: actualmente hay serias sospechas por la compra de 40 helicópteros de 2 plazas de capacidad, no aptos para transportar heridos, para el sobrevuelo de ciudades ni para otro tipo de emergencias, decía la denuncia en 1993.
Un Robinson R 22 -de esos helicópteros se trató- cayó a tierra en febrero de 1994. Fue el primer accidente. Provocó la muerte de sus dos pasajeros pero, como se verá más adelante, no fueron los últimos. Según expertos de la policía, que por su opinión fueron relegados o retirados de la fuerza, si hubieran comprado solamente 10 aeronaves similares a las que existen hoy en servicio, bastarían para un excelente servicio y se ahorrarían muchos miles de dólares a la provincia. Además, no hay tantos pilotos para 40 helicópteros.
Como anticipó esa denuncia, el breve proceso de capacitación de los pilotos y la improvisación con que salieron a volar, provocó el primer accidente: la pericia oficial de la Fuerza Aérea no pudo determinar con certeza científica si el Robinson tenía o no combustible. Las anotaciones sobre el mantenimiento y la asistencia a las aeronaves se hicieron en borradores y papeles sueltos, de los que nadie se hizo responsable.
En el mes de junio (de 1993) Klodzyck viajó con el secretario de Seguridad Pettigiani a Europa, Israel y EE.UU., para realizar compras de equipos y armamentos, llevando como asesor al comisario Tachi. El Dr. Pettigiani llevó a su hijo que tiene un puesto en la secretaría, afirmó la denuncia.
Todas las compras efectuadas por la policía del Siglo XXI generaron sospechas. En algunos casos las irregularidades derivaron en escándalos. Sin embargo, nunca se conoció la trama íntima del proceso de reequipamiento.
Las irregularidades más notorias y escandalosas -a modo de adelanto- son las siguientes:
La compra de 3500 patrulleros, de los cuales ninguno está patentado, se realizó mediante compra directa. Para ello se utilizó una ley secreta firmada por Jorge Rafael Videla, Albano Harguideguy y José Alfredo Martínez de Hoz, sórdido trío de la última dictadura militar. Por esa ley se autoriza a la Policía bonaerense a importar equipamiento de seguridad sin impuestos ni controles aduaneros. Sin embargo, la compra la efectuó una empresa privada: TATE S.A.. El propietario de la firma, entre sus antecedentes comerciales inmediatamente anteriores a la operación, incluye la explotación de una bailanta y un bingo. Para regocijo de sus amigos se destaca como contador de chistes. Conocido en el ambiente de la farándula, durante unos meses Tate participó del programa de Tato Bores, donde protagonizaba un sketch consistente en aparecer frente a la cámara de TV con una caja de zapatos y contar un chiste. Pero su gran amigo, en el ambiente, fue Alberto Olmedo.
Los 40 helicópteros Robinson también se adquirieron por compra directa y bajo el amparo de la misma ley secreta. El decreto de compra señala que se efectuó una compulsa de precios, nacional e internacional. La compulsa fue impuganada por una de las empresas convocadas. El reclamo nunca tuvo respuesta. Los valores pagados, las condiciones técnicas e, incluso, el número de aeronaves adquiridas no guarda relación con las cotizaciones solicitadas, y tampoco con los presupuestos presentados en la compulsa por la firma beneficiaria, Hangar Uno.
El proceso de compra de los equipos de comunicaciones franceses para la Policía fue escandaloso. Al punto que se adulteró el contenido de la versión taquigráfica de la sesión del Senado bonaerense, del 30 de diciembre de 1992, donde se facultó al Poder Ejecutivo provincial a endeudarse hasta los 110 millones de pesos para la adquisición del sistema de comunicaciones de Alcatel-Francia. Las presiones para concretar la operación fueron múltiples, nacionales y extranjeras. Funcionarios de la embajada francesa, incluso, participaron del cerco que se tendió sobre legisladores que se oponían a la compra en las condiciones que se efectuó. El sobrepecio alcanzaría una cifra cercana a los 30 millones de dólares.
La compra de los uniformes e indumentaria para el personal policial fue patética. Las presiones, en este caso, tuvieron el sello de la patota. La operación finalmente se concretó con un empresa china. Y los uniformes eran para agentes de contextura y tamaño chino. Al punto que muchos policías con talle bonaerense se negaron a vestirlo. Esta investigación obtuvo el testimonio de una fuente que relató las presiones ejercidas sobre una funcionaria de primer nivel del gabinete provincial. Ella había tenido la mala idea de presentar un proyecto para la confección comunitaria de ropa para la policía. Después de las amenazas de muerte y aprietes de todo tipo renunció al proyecto. Eso si, la funcionaria se mantuvo en el cargo y evitó la denuncia.
El trabajo del comisario Tachi fue supervisar las operaciones de compra. Y que no deriven en un escándalo público. Lo está logrando.
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Naldi
Ese crímen pudo ser una amenaza.
Es muy posible que cuando Cabezas subió al auto lo encañonaron. Ahí le dijeron:
- Corréte. Dejá del volante....
Lo esposaron de inmediato. Muy probablemente ha viajado otra persona en el asiento trasero. Por esa causa no se resistó. Tal vez pensó que eran policías. Lo llevaron engañado.
Tal vez pensó que le iban a dar un susto. Y no hizo resistencia.
Luego ha bajado la persona que estaba atrás. Le disparó en la sien. Después le han prendido fuego. No es muy común. Seguramente había otro auto de apoyo. Para escapar.
Para mí no han dejado ningún indicio falso.
Pudo ser una amenaza. No del tipo personal. Pero si por ésta persona apuntar a otra.
Alrededor de la figura del comisario Mario Naldi aparecen dos constantes. La primera deriva de su verborragia: es capaz de reconstruir y asignarle un sentido al asesinato de José Luis Cabezas, a pocas horas de ocurrido y ante una cámara de televisión. Y la segunda es Alberto Daniel Piotti: su ahijado.
- En Buenos Aires, a los catorce días del
mes de febrero de 1997, a la hora 11 y 27:- Sr. Presidente: Hoy contamos con la presencia del señor comisario Pedro Anastacio Klodzyck, ex jefe de la Policía de la provincia de Buenos Aires.
Señor comisario, los aquí presentes son los señores diputados, asesores y taquígrafos. Usted tiene todo el derecho de solicitar, en algún momento, que se interumpa el registro taquigráfico. Además, si desea decir algo en forma reservada, sin la presencia de los asesores y taquígrafos, puede solicitarlo y procederemos en consecuencia.
Este mecanismo se ha utilizado en distintas oportunidades, especialmente cuando se ha querido mencionar algunos nombres en forma reservada. En este aspecto tratamos de ser muy cuidadosos y no manchar la imagen de nadie... (..)
- Sr. Diputado: La sociedad está consternada por el crímen de José Luis Cabezas, pero también estamos consternados por los hechos posteriores al crímen. Desde el primer día yo pedí la comparencia del gobernador, del secretario de Seguridad y del jefe de la Policía bonaerense a la Comisión de Seguimiento de la Seguridad, pero todavía no lo hicieron. Vinieron Corach, Pellachi, además de otros, y dijeron: "no sabemos nada, es provincia de Buenos Aires".
Yo soy un ciudadano argentino y me da escalofrío. Termino de dar el panorama para que se exprese con el orden que quiera. Qué comentarios puede hacer sobre Naldi, el retiro y su poder en la zona norte.
- Klodzyck: Es una persona que trabaja mucho y le encanta figurar, tener muchas relaciones y hablar de sus bienes, que por otra parte nunca los tiene declarados porque los que están se encuentran a nombre de su mujer. Según él la mujer tiene una posición económica holgada. Habrá que investigarla.
A Naldi le gusta estar con las personalidades. A lo mejor va al -Hotel- Alvear y le facilitan una habitación. O quizás hable de sus propiedades en Orlando, pero resulta que en su declaración jurada no tiene ningún bien.
Klodzyck no tuvo reparos en manchar la imagen de Naldi. En verdad le arrojó un balde de brea:
Es un gordo bocón y vehemente, porque no tiene tino. Si le molesta algo es capaz de insultarlo públicamente.
Yo lo hubiera separado de la Policía. Cumplió su ciclo. Incluso tiene un ascenso que motivó una discusión con Piotti, pero ya estaba tomada la decision política.
Naldi es policía. Su actividad comercial paralela declarada es la venta de seguros. A pesar de ello hay gente que no está dispuesta siquiera a compartir con él un viaje a La Plata. Tiene un figura prominente. Voluminosa. Le cuesta llenar su ámplia capacidad toráxica. Al hablar parece que le faltara el aire. La contradicción más notable de Naldi es de orígen físico. Su voz finita pertenece a otro cuerpo. Sin embargo la usó con humildad y constancia:
- Usted sabe bien que la gente que es exitosa..., yo he tenido participaciópn en procedimientos de mucha trascendencia pública, de mucha envergadura, y bueno..., siempre se puede tener a alguien en contra. Especialmente entre la gente que queda detenida. Compran gente, compran conciencias...
Su retiro de la fuerza, en octubre de 1996, no lo liberó de la actividad profesional.
- Ahora hago lo que hice siempre. Asesorar a empresas. Yo me relacioné con la liberación de gran cantidad de secuestrados. Hace treinta años. Yo me relacioné con gente que mayormente me consulta, o le hago algún trabajo...
Naldi fue jubilado a los 48 años. Nació en Morón. Se casó, se separó y se volvió a casar. Siempre con mujeres de fortuna que le dieron un buen pasar a su existencia. Impensada para un sueldo de comisario.
- Yo soy un hombre exitoso. He hecho grandes procedimientos. Yo soy uno de los funcionarios más felicitados que tuvo la fuerza...
Ese éxito tiene distintos orígenes. Varían de acuerdo a quién lo relate:
- La importancia de Naldi en la Policía estaba dada por la importancia de la maquinaria bélica, digamos. Por su estrategia y por su fuerza operativa en la calle. Es decir, la mano de obra. El hombre que sale a hacer los trabajos sucios. El hombre que maneja bandas.
De los engranajes de la maquinaria policial ese es un rol nada despreciable.
Pero lo que a mi me preocupa es que detrás de él había una secretaría que no estaba ajena a sus acciones. La secretaría de Seguridad fue creada para manejar las políticas instucionales del área.
Era sabido el manejo discrecional de la Policía. Se puso y se sacó gente con criterios personales. Se protegió a los amigos y se persiguió a quienes no comulgaron.
En esta suerte de estructura mafiosa que tuvo la Policía, no se podía ser un jefe de Brigada o de Regional sin responder a la política global.
Ahora bien, dentro de esa estructura se podía ser más o menos operativo. Más o menos pesado.
Uno no podía llegar a la Jefatura y decir:
- Mire, yo soy la virgencita de Luján y no voy a robar...
Al otro día no estaba más en el puesto. Si permaneció, perteneció. Seguro.
Rubén Beraja, presidente de la DAIA -entidad que representa a la comunidad judía en Argentina-, es uno de aquellos que dificilmente acceda a compartir con Naldi un viaje a La Plata. El hombre accedió a información reservada. Parte de ella, sin embargo, la volcó en la instrucción del juez Alberto Oyarbide que investigó la desaparición de un video de la causa por el atentado en el edificio de la AMIA:
- En julio de 1995 denuncié en forma expresa la necesidad de investigar a aquellos funcionarios policiales, en particular de la Policía bonaerense, que aparecían involucrados en actividades ilegales y en el atentado a la AMIA. Pedí una audiencia con Klodzyck. Me fue concedida para el día siguiente. El jefe de Policía me informó que enviarían un helicóptero de la repartición para que me trasladara a La Plata. Yo acepté el ofrecimiento.
Posteriormente, observaciones, sugerencias y la firme oposición de algunos compañeros me llevaron a declinar esa invitación. Para ello tomé en cuenta razónes de seguridad personal, reservándome la información de cambio de opinión y el itinerario propiamente dicho hasta último momento...
Cuando Beraja se enteró del ingreso del abogado Mariano Cúneo Libarona, como defensor del ex comisario José Ribelli -detenido por su vinculación con la traffic que transportó la bomba-, temió que la cancha iba a cubrirse de barro. De inmediato concretó una reunión con el letrado para manifestarle sus temores:
- Considero muy cercanos lo vínculos de Naldi con el comisario Ribelli, por eso le pregunté a Cúneo.
Semejante revelación no tuvo repuesta del comisario exitoso. A quien le mandó un mensaje es a su ex jefe, Pedro Klodzyck. Ese encuentro merecería tener testigos:
- Algún día -dijo Naldi- nos vamos a encontar. Y nos vamos decir todo lo que tengamos que decirnos...
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Rodríguez
Las historias de gansters no me atraen. Yo, directamente, la vivo.
Comisario Mario RodríguezCHORIZO/ZA. adj. Ladrón. Usase también como sustantivo.
"Otras palabras fueron ampliando mi acervo lunfardo... chorro,
el ladrón, y también barrena, raspo o chorizo".
Diccionario de Voces Lunfardas y Vulgares, Fernando Casullo.Mario Rodríguez -Chorizo- nació pobre. Pero se dedicó con ahínco al estudio en su Gral. Belgrano natal, y llegó al segundo año bachiller. Apenas habían transcurrido 15 días desde que vestía el uniforme de oficial bonaerense cuando tuvo su primer éxito profesional: esclareció el secuestro y violación de tres mujeres en la ciudad de Mar del Plata.
De él, sin embargo, lo que más se destaca son los testimonios en su contra.
Entre los que que se anotan para reconstruir el estilo de Mario Rodríguez como hombre operativo de la bonaerense hay ex subordinados, víctimas, enemigos internos y, también, quien fuera su jefe institucional por cinco años:
- Es un individuo que hace su propio manejo. Anda bien con Dios y con el Diablo. Rodríguez es el tipo que siempre cae parado para acomodarse. Y además -redondeó su idea el Polaco-, no tiene una línea como para que uno diga que se puede confiar en él...
En noviembre de 1996 se inició un proceso de depuración en la Policía bonaerense, según la explicación oficial del comisario Adolfo Vitelli y del por ese entonces secretario de Seguridad, Eduardo de Lázzari.
Rodríguez no se quedó en su casa a esperar el telegrama que le anunciaría su pase a disponibilidad. Pegó el portazo y, junto a otros 30 oficiales superiores, dió a entender el malestar que causaban las nuevas medidas dentro de los históricos de la fuerza.
Los que conocen la capacidad profesional de Rodríguez, destacan su red de informantes y sus conocimientos sobre transporte de caudales. Las fuentes, sin embargo, no pueden explicar con certeza cual es el destino de esos atributos.
Los casos más resonantes que cimentaron su trayectoria fueron los operativos que concluyeron con las detenciones de los integrantes de las superbandas de Luis Gordo Valor |12| y del ex montonero Máximo Nicolletii. Entre sus actividades, Valor y Nicoletti incluían el robo a camiones de transporte de caudales. El ex montonero, por ejemplo, se alzó con uno de los mayores botines de la estadística delictiva nacional en el rubro: 1.8 millones de dólares.
Alberto Piotti, en sus épocas de secretario de Seguridad, puso su cara a prueba de balas y salió en su defensa: El comisario Mario Rodríguez es un hombre de una trayectoria reconocida dentro de la Policía y al cual conozco dentro de su actividad profesional, de cuando él estaba en un nivel inferior en su carrera. Desde mi punto de vista se trata de un excelente policía, un excelente investigador y a dado pruebas de eso.
En sus últimos destinos -en las Brigadas de La Matanza y Lanús-, ha dejado recuerdos imborrables. Pero ninguno de ellos coincide con el concepto de Piotti.
A mediados de 1994, el ciclo Edición Plus -de Telefé- probó periodísticamente la vinculación de funcionarios policiales de la Brigada de La Matanza con la distribución de drogas, la protección a malandras y con el cobro de habilitaciones para desempeñar actividades ilegales de todo tipo. En el centro de las responsabilidades se ubicó al jefe de esa Brigada, comisario Mario Rodríguez.
- El jefe de la Brigada de San Justo vive desde hace 10 años a una cuadra del zoológico de Capital. Desde hace pocos meses ocupa el dúplex más alto de Cabello y Lafinur, valuado en 250 mil dólares, dijo con voz natural Lara Montalván, una de las conductoras de Edición Plus.
En agosto del 96 la revista Noticias -en la nota Maldita Policía- se ocupó también de Mario Chorizo Rodríguez. Continuó la pista de Edición Plus y señaló al comisario como el hombre fuerte del Mercado Central. Entre su patrimonio destacó un duplex valuado en 250 mil dólares.
El testimonio autorizado del ex Jefe Klodzyck exime de mayores comentarios:
- Mario Rodríguez es un trabajador pícaro. Un hombre que seguramente debe tener una posición económica más cómoda que la que se le puede comprobar...
Cuando tuvo que explicar el origen de ese fenómeno patrimonial, la confesión se acercó al encubrimiento -una situación que, como se verá, se repite a lo largo de su testimonio-:
- En la Policía se maneja la posibilidad de acceder a infinidad de cosas ilícitas -aseguró Klodzyck-: drogas, prostitución, manejo de alguna causa o de algún delincuente, apañar a alguien o lo que fuere...
La Matanza: Al territorio de Alberto Pierri no entra cualquiera. Pero Mario Rodríguez reunía los atributos ideales para hacerse cargo del control delictivo del distrito: operativo, ambicioso y con un perfil relativamente bajo.
Desde el 23 de junio de 1994 en la Procuración General de la Provincia de Buenos Aires hay una denuncia que no tiene quien la investigue. Los involucrados existen. La documentación aportada incluye, fotografías, documentos de identidad e identificaciones de los automóviles utilizados en varios trabajos. Algunos de los nombrados son funcionarios públicos. Entre ellos hay quienes están aún en sus cargos, otros pasaron a cuarteles de invierno y, también, hay quienes lograron un mejor posicionamiento político y económico. La denuncia, firmada por el diminuto grupo Policías Honestos, dice lo siguiente:
En la Policía es conocida la designación de la mayoría de los comisarios y jefes policiales de Unidades Regionales de La Matanza y Morón, y sus respectivas Brigadas de Investigaciones, que se hacen a pedido del diputado Alberto Pierri. (..)
El diputado, junto a su hermano -Gustavo Pierri- establecieron un verdadero feudo policial. Manejan a su antojo la situación. En esta tarea cumple un papel esencial el actual jefe de la Brigada de Investigaciones de La Matanza, comisario mayor Mario Rodríguez, (a) Chorizo. La fuerte relación de Rodríguez con el diputado se inició a través de su hermano, Gustavo. (..)
Esta amistad de los Pierri les permite controlar todo lo legal e ilegal que pasa en la Policía: juego clandestino, prostitución, venta ambulante. Además realizan todo tipo de operaciones: inteligencia, escuchas telefónicas clandestinas, trabajos sucios, etc.. (..)
Los funcionarios de mayor confianza de los Pierri son: el ya nombrado Rodríguez, comisario mayor Alberto Oscar Rossi -Subdirector General de Investigaciones-, y el comisario mayor Domingo Lugos, Jefe Regional de Morón. (..) Pero, para decirlo más claro, ningún Policía puede estar en La Matanza o Morón si Pierri o Rodríguez no lo quieren.
Cuentan con el irrestricto apoyo de los jueces del Fuero Penal de Morón, a través de las influencias del diputado. Esto permite a los policías adictos sortear los inconvenientes por sus habituales abusos. Trascendió que algunos magistrados buscan el aval de Rodríguez, para lograr un ascenso o un nombramiento en la Justicia Federal, a través del diputado Pierri. (..)
Al hacerse cargo Rodríguez de la Brigada, pidió al jefe del servicio Penitenciario que destacara en comisión a Daniel del Tránsito Leguizamón (a) Tribilín. Este oficial penitenciario reúne un vasto conocimiento sobre sujetos con antecedentes penales que han hecho su paso por las Unidades provinciales -especialmente Olmos-, y vende sus conocimientos a las Brigadas.
El primer trabajo sucio que realizó Leguizamón para Pierri, y Rodríguez, fue una falsa denuncia del robo de un camión de mercaderías perteneciente a la firma CSG S.A., de Gustavo Pierri. En el supuesto robo, Leguizamón iba de custodio con el suboficial mayor Luis Venancio Vargas (a) Lagarto -legajo 83.975, de la Brigada de La Matanza y hombre de confianza de Rodríguez. Viajaban en un Renault 18, color azul, propiedad de Gustavo Pierri, quien supuestamente manejaba un camión Mercedes Benz 1114, cubierto por una lona con destino a Villa Carlos Paz. (..)
En las dos oportunidades que golpearon -al periodista Hernán López Echague- intervinieron las mismas personas: el comisario inspector Rodríguez convocó a Leguizamón y a Vargas. (..) Rodríguez les dijo que tendrían que hacer un trabajo político delicado, y los mandó a ver a una persona al Mercado Central, de contextura física gordo, morocho, que también trabajaría en la Legislatura. Con ésta persona, que maneja un Gol con vidrios polarizados, llegaron a un acuerdo sobre la manera de concretar "la operación", y el precio. (..)
La primera vez -fue agredido- cuando salía de su casa. (..) Supieron el domicilio de Echague por los "muchachos" que salen a pintar consignas políticas para Pierri, que hicieron la "inteligencia". (..)
No podemos firmar ésta denuncia, ya que tememos por nuestras vidas y las de nuestras familias... |13|
El camión de Gustavo Pierri que debía llegar a Villa Carlos Paz presumiblemente nunca salió del galpón ubicado en Argentina y Pasco, de Temperley. Los que salieron de viaje en el Renault 18 fueron el hermano Pierri, Leguizamón y Vargas.
En las inmediaciones de la localidad santafecina de Roldán se bajó Pierri. Los dos custodios simularon de un balazo el reventón en un neumático, y quedaron en la ruta.
La noche del miércoles 30 de junio de 1993, el sub-comisario Francisco Gambacurta -jefe de la sección Robos y Hurtos de Rosario-, vió entrar a Pierri a su comisaría. El hombre le contó que acababa de perder su camión en manos de los ladrones. El hecho, le dijo, había ocurrido en el kilómetro 8 de la ruta 12. Y le habló también de la custodia que perdió en el camino.
- Traía 200 mil dólares en televisores, motos-sky y computadoras, le aseguró Pierri.
El subco no le creyó ni una palabra. Para retirarse de la comisaría, Gustavo llamó por teléfono a su hermano, el diputado. Con su investidura le gestionó la libertad.
La operación del robo del camión apuntaba a cobrar los 200 mil dólares en mercaderías por los que había sido asegurado. A Leguizamón y Vargas le corresponderían 7 mil pesos, una vez cobrada la póliza. A tres años de los hechos nadie había cobrado una moneda.
La empresa de Pierri -CSG S.A.- mantiene -al momento de efectuarse ésta investigación- una demanda contra la aseguradora -Sud América Compañía de Seguros-. La causa -expediente 30132- se tramita en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial Nº 16, de Capital Federal. La aseguradora, como era de esperar, se negó a pagar la póliza. Para fundar su determinación se basó, entre otros elementos, en la denuncia anónima de los Policías Honestos que aparece en éste capítulo.
Los custodios, a todo esto, se tuvieron que guardar las demandas. Su venganza fue contar lo que sabían. Aunque les valió de poco. De Daniel del Transito Leguizamón se perdieron sus rastros. El propio Servicio Penitenciario desconoce su paradero, y le ha iniciado un sumario por abandono de servicio. La ausencia inexplicable de alguien con tantos conocimientos siempre es llamativa.
El Lagarto Vargas, en cambio, siguió con tranquilidad su carrera en la fuerza. Aunque debieron transcurrir cuatro años para conocer detalles de su existencia. Esta vez, también Mario Rodríguez apareció en su destino: el martes 11 de febrero de 1997 Página/12 salió a la calle con el nombre del reemplazante del despedido comisario de Pinamar. Amadeo D'Angelo venía a ocupar el lugar del comisario Alberto Gómez, sospechoso de innumerables irregularidades alrededor de la investigación del Caso Cabezas, tanto antes como después de su asesinato.
A D'Angelo se lo considera de la línea de Mario Rodríguez. (..) Gómez también era hombre de Rodríguez, al punto que decía ser su primo, señaló Página/12. Para confirmar la pertenencia al grupo, D'Angelo llevó a Luis Lagarto Vargas para integrar su equipo de colaboradores.
Pero el Lagarto no fué el único que encontró su destino. Dentro del grupo de confianza de Alberto Pierri en La Matanza, se incluyó al comisario mayor Domingo Lugos. Al momento de ocurrir los hechos denunciados se desempeñaba como Jefe de la Regional de Morón. A fines de 1997 recibió una buena noticia. Se la dió el propio Jefe de Policía, horas antes de su retiro.
Como él reconoció, Klodzyck tuvo que recurrir hasta los comisarios mayores para encontrar a su sucesor. Los comisarios generales no servían para nada, afirmó. En esa búsqueda por la trama insondable de la bonaerense, encontró para el comisario mayor Domingo Lugos un destino acorde: Sub-Jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Lanús: Mario Rodríguez se fue de la Policía a tiro límpio. Y el miércoles 6 de noviembre de 1996 fue una jornada de errores irreparables. En la misma ciudad -Avellaneda- y por diferencia de horas, los protagonistas tuvieron razones sobradas para arrepentirse de los hechos. Aunque algunos no tuvieron siquiera esa oportunidad. Dejaron sus vidas cosidas a balazos sobre una vereda del Conurbano.
En el estadio cubierto de Rácing la Liga Federal anunció la realización del acto por el Día del Militante. Pierri, Toledo, Tavano y Villaverde pusieron la cara en una conferencia de prensa que, en realidad, resultó un fiasco. A tal punto que los responsables de prensa de la Liga aún deben implorar el perdón de sus jefes.
Hay errores que no se cometen, así de simple.
El hampa tiene sus códigos y sus cábalas. Y se respetan. Una de ellas, por ejemplo, es que los días de lluvia no se sale a robar. Los malandras saben que un atraco bajo un aguacero trae desgracia. Antes de ponerle fecha a un conferencia de prensa, hay que confirmar que al día siguiente, al menos, saldrn los diarios. Nadie deja un anuncio trascendente para el 31 de diciembre. Tampoco para el 6 de noviembre. Se sabe que el 7 de ese mes los canillitas festejan su día. Sus negocios están cerrados: no hay diarios.
Los muchachos de la Liga se comieron el efemérides.
Ese miércoles llovió de modo torrencial. Y el comisario Rodríguez lo definió como el asalto más sangriento de la historia policial de la Argentina. Aunque el intento de atraco a la sucursal de Andreani, en realidad, dejó más interrogantes que muertos.
- Desde allí telefonée a mi familia, que miraba la TV y me decía qué pasaba, relató un empleado de la firma que se encontraba dentro de la planta. Alrededor del testigo, 40 policías y un número incierto ladrones, intercambiaron más de 300 balazos. Aunque estaban siendo tomados por la televisión en vivo, las balas no eran utilería.
A las 9
de la mañana la policía se comunicó telefónicamente con la jueza de Lomas de Zamora Silvia González. La ponen al tanto del operativo que iniciarían minutos después.
- Tenemos el dato que se va a producir un robo en Andreani, le anunciaron.
Esa información, según reconoció Rodríguez, la tenían desde el día lunes. Es decir, 48 horas antes de los hechos. Una voz anónima denunció -dijeron- en la Comisaría 2º de Avellaneda que se iba a realizar un gran robo en Avellaneda.
A las 11 horas estaba previsto que se inicie el pago de salarios al personal. Los trescientos mil dólares estaban a resguardo en el mini-banco de la Banca Nazionale del Lavoro ubicado dentro de la planta. A las 10.55 se inició el tiroteo. A las 11.05, cuando concluyó, había siete muertos y dos heridos de gravedad irreversible. Murieron en los días siguientes.
A las 11.10 la jueza recibió la noticia que la operación había concluido.
- No esperabamos nada espectacular -dijo el comisario-. Todos los días se reciben llamados como ese...
Nueve días después de los hechos, Rodriguez recibió a un cronista de Clarín que buscaba precisiones sobre el asalto más sangriento de la historia:
- Subraye la palabra "sangriento", pidió el comisario.La versión oficial: Alrededor de las 11, un grupo entró por el portón principal, sobre la calle Pienovi, en el barrio de Piñeiro, con una Traffic. Dijeron que tenían que entregar una encomienda. Una vez en el interior de la planta, toman a unas 10 personas como rehenes. Había entre ellos guardias de seguridad y empleados de la recepción. Mientras tanto, cinco asaltantes ingresan en un Peugeot 405, gris oscuro, y estacionan cerca del mini-banco.
Las sirenas de los patrulleros alertan a los asaltantes. Los ocupantes del 405 salen a velocidad por la calle Piénovi, hacia Ecuador. En esa esquina la policía les corta el paso. Se produce el tiroteo más intenso. Fue una guerra, dijeron los vecinos. Los cinco asaltantes bajaron del auto. Disparan sus armas. Minutos después ninguno estaba vivo.
Para la policía el grupo estaba integrado por un mínimo de quince personas. Los ocho que lograron escapar, debieron sortear un cordón policial armado hasta los dientes sobre la calle Ecuador, lateral a la planta. Además de la Traffic y del 405, la operación incluyó entre el grupo de apoyo a un Duna, blanco, que logró fugarse.
- El que cayó delante del 405 estaba vivo cuando terminaron los tiros, y se movía -relató un testigo-. Ahí se le acercaron tres policías y lo tapan. Ya no podíamos ver que pasaba con el que estaba en sl suelo. Pero sentí los tres disparos. Uno le dió en el medio de la frente.
Si el grupo era de quince asaltantes, de los 300 mil pesos del botín no le corresponderían más que 20 mil por cabeza. Si la banda´tenía más interantes, recibió una balazo en la frente por menos plata. Poca cosa para un pesado.
Los que conocen el negocio afirman que los integrantes de una superbanda no se arriesgan por esas cifras. Y deducen: creyeron que había más plata o les aseguraron que era una excursión de primavera.
- La policía debía saber que iban a asaltarnos -recordó un empleado de Andreani-. Esa mañana había agentes de civil en el interior del edificio.
El testimonio de los empleados que permanecieron en el interior de la planta durante la balacera no se corresponde con la información que brinda la empresa. La gerencia de Andreani dijo desconocer la presencia de efectivos policiales en su predio: ni confirma ni desmiente.
- Si no estaban adentro, entonces los 40 estaban agolpados en la puerta hasta que empezaron los tiros y mágicamente aparecieron diseminados entre el personal, ironizó el empleado ante la respuesta de la empresa. El hombre, con preocupación, temió haber sido usado como señuelo de la operación.
Entre los antecedentes de los asaltantes existe uno de particular interés. Purgó siete años de condena por robo en la Cárcel de Olmos. Había recuperado la libertad tres meses antes del tiroteo. De esa cárcel el comisario Mario Rodríguez supo obtener información.
- Con la información suministrada por personal penitenciario de Olmos. Realizó varios procedimientos exitosos. Uno de ellos en Villa Martelli, que terminó con tres delincuentes abatidos.
La interpretación de los hechos del ex jefe de la policía bonaerense es enriquecedora:
- Por lo que ví de afuera -dijo Klodzyck- él tenía la información de que iban a asaltar el lugar.
Para el experimentado ex Jefe, el comisario Rodríguez tenía todo preparado para enfrentarse a un grupo bien armado. Pero se le fue de madre.
La duda que provocaron en Klodzyck las imágenes del tiroteo transmitido en vivo por Crónica TV, es aterradora:
- No sé si Rodríguez motivó a los tipos para que cometieran el asalto...
Nota:
12. Dos reconocidos penalista bonaerenses, confirmaron a ésta investigación que Luis Valor, en realidad, se entregó, luego de un acuerdo previo, en la esquina del Juzgado. Volver
13. La denuncia fue presentada por el diputado nacional Federido Storani y el senador provincial Héctor Bertoncello al Procurador General de Corte provincial, en ese entonces a cargo del Dr. Francisco Peña. La denuncia fu acompañada por una serie de elemementos comprobados por los legisladores: Daniel del Tránsito Leguizamón existe. Aportó fecha de nacimiento, domicilio conocido y número de DNI. Se comprobó la titularidad y números de dominio de los automóviles involucrados. Sobre el supuesto robo del camión existe una causa radicada en el Juzgado Penal de Instrucción y Correcional de San Lorenzo, Pcia. de Santa Fé, Sumario Nº 517/93. de la misma surgió que Gustavo Pierri es propietario de la carga del camión -televisores- asegurada en Compañía América. Pierri también es propietario del Renault 18 en el que viajaban Vargas y Leguizamón. La primer pericia determinó que la cubierta del Renault tenía un impacto de bala y restos de pólvora. Halló dos orificios, el de entrada -pegado a la llanta- y el de salida en el centro de la superficie de rodamiento. La segunda pericia fue encomendada a Balística de la Policía de Rosario, donde se determinó que el disparo fue realizado a poca distancia y con la rueda detenida, presumiblemente con una pistola 9 mm. Volver
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Ribelli
- ¿Juan José Ribelli compró un auto para Ud.?, preguntó el periodista de Noticias.
- Con su intermediación compré un jeep. Si necesito comprar algo y hay un amigo que está en el ramo, le digo: ¿qué precio me hacés...?, se sinceró el jefe.
El comisario Juan José Ribelli -Legajo 12325- comenzó su carrera policial en 1973. Hizo el curso de cadete en el Escuela Juan Vucetich, adonde arribó procedente de su localidad natal, Lobos, en el interior bonaerense. Fuera de la capacitación policial, sus estudios y conocimientos especiales alcanzaron el techo en la enseñanza primaria.
Hasta que el juez Galeano le dictó la prisión preventiva en julio de 1996 -por su participación en el atentado al edificio de la AMIA-, Ribelli presentó a lo largo de dos décadas en la fuerza tan sólo 10 partes de enfermo, casi todos por afecciones menores: aftas, síndrome febril, enterocolítiis, angina roja, enteritis, y nuevamente enterocolitis, aunque en la segunda opotunidad aguda.
En 1988 Ribelli llegó a la Brigada de Investigaciones de Almirante Brown. Allí conoció a Klodzyck. De ahí en más su jefe.
Esa Brigada se convertiría en una escala importante para el futuro de ambos. Por una cuestión de jurisdicción, Klodzyck estuvo en contacto con la gente de Duhalde en el gabinete municipal de Lomas de Zamora, en esa época en manos del escribano Hugo Toledo.
Del mismo modo, trabó amistad e intercambió favores con funcionarios judiciales de ese Departamento. En especial, según sus enemigos internos, con un juez penal que luego pasó al fuero federal de La Plata. Las atenciones del Polaco hacia el juez incluyeron dinero, armas, equipos de comunicaciones, pagos de servicios, etc., etc..
Pero también inició una fuerte relación profesional, que se extendería por varios destinos: allí encontró a su pollo.
Ribelli arribó a la Brigada de Altte. Brown procedente de la desmantelada División de Homicidios. Según reconoció el propio Klodzyck, de entrada tuvo temores por la capacidad profesional del nuevo oficial, que llegó acompañado de un equipo de colaboradores
. Se maneja con un grupo de gente muy apegada a él -explicó-, de mucha confianza. Para su sorpresa, la Brigada levantó la estadística de modo asombroso.
Tan conforme estuvo de su rendimiento, que cuando Klodzyck es trasladado a la Brigada de Quilmes llevó consigo a Ribelli y su grupo.
Distintas fuentes, incluida la investigación de la AMIA, sostienen que el patrimonio del comisario Juan José Ribelli es tan cuantioso como inexplicable. Se le adjudica la propiedad de agencias de automóviles, varios comercios e inmuebles en localidades del Conurbano y del interior de la provincia.
Como se desprende del propio testimonio de su ex jefe, la debilidad -y la perdición- de Ribelli fueron los autos. Precisamente comandaba la División Sustracción de Automotores cuando el juez Galeano lo sacó de las calles.Para Klodzyck su detención como involucrado en la causa AMIA, no encaja. Sin embargo, defendió a su pollo arrojándole un salvavidas de plomo:
- Ribelli es un pícaro. Por ahí le sacaba un auto a uno y lo vendía. En una de esas dijo:
- Che, Pérez, vos andá y pasáselo...
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El caso AMIA y el plan CD
Cuando ocurrió lo de la AMIA, dijimos:
- ¡Qué desgracia!. Menos mal que no fue
en nuestra jurisdicción...
Fue una desgracia, pero con franqueza debo decir que
pensamos que era mejor que haya pasado en la Capital...
Pedro Anastacio KlodzyckDespachos de agencia:
Condensado. Una explosión destruyó totalmente un edificio de la comunidad israelí
A las 15:00 se informó oficialmente sobre la existencia de 12 muertosBuenos Aires, 18-7-94 (Interdiarios).-No menos de una docena de muertos y entre 100 y 120 heridos es el saldo provisorio que dejó la explosión registrada hoy en el edificio de seis plantas donde funcionaban las sedes de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), en el barrio porteño del Once.
Estimaciones periodísticas elevaban el número de muertos hasta 22, aunque a principios de la tarde resultaba imposible verificarlo.
Pese a que oficialmente no se informó todavía respecto de que la detonación ocurrida a las 9:53 haya sido producto de un atentado, el presidente Carlos Menem ordenó el cierre de las fronteras con el propósito de evitar la posible huida de los responsables del episodio.
El ministro del Interior, Carlos Ruckauf, se refirió a una "monstruosidad" que pudo contar con ayuda local y el canciller Guido Di Tella opinó que se trataba de "una acción deliberada".
Representantes de organizaciones políticas, sociales, religiosas y gremiales coincidieron en repudiar el hecho, dando por entendido de que se trata de un atentado.
En el lugar de la explosión, Beraja dijo a Interdiarios que a la hora de la explosión se encontraban trabajando en el edificio no menos de ochenta de las cerca de cien personas que lo hacen cotidianamente.
El edificio conjunto de la AMIA y la DAIA estaba ubicado al 600 de la calle Pasteur, una zona del Once que a la hora del trágico episodio registra cotidianamente una alta concentración de tránsito de vehículos y personas, a tal punto que en sus calles se producen los mayores embotellamientos durante el día.
El edificio ubicado enfrente al de la explosión también quedó destruido, mientras en todos los inmuebles distantes hasta unos 200 metros del lugar de la detonación sufrieron la destrucción de vidrios y fachadas.
La confusión dominó pronto la zona de la explosión, ganada por gritos de dolor y desesperación, al tiempo que las fuerzas de rescate buscaban organizarse en medio de semejante caos.
La ausencia de un mando centralizado en las tareas de rescate durante los primeros minutos posteriores a la deflagración ocasionó una permanente superposición de órdenes y contraórdenes entre policías, médicos, enfermeros y voluntarios espontáneos que llegaban para colaborar.
Hasta tal punto llegó en algunos momentos la confusión, que una remesa de varias cajas conteniendo suero y algodón fue transportada en círculos por una cadena humana durante varios minutos sin que nadie notara que por sus manos la misma caja había pasado varias veces.
En medio del nerviosismo y la desesperación por la gran cantidad de personas que se encontraban inútilmente en el lugar, la Policía comenzó a emprenderla a golpes de puño, bastonazos y puntapiés contra los periodistas, camarógrafos y fotógrafos que trabajaban en el lugar.
El único cuerpo identificado hasta el mediodía pertenecía a Diego Di Pirro, un joven de 24 años fallecido en el Ramos Mejía, donde también se reconoció la muerte de una mujer de 60 años, y se informó sobre la atención en el lugar de 25 heridos de distinta gravedad.
En el Clínicas se comunicó oficialmente la muerte de cuatro personas: un niño de seis años, dos hombres de entre 40 y 50, y una mujer de 40.
ap/rdf/js
Lo que vivió una sobreviviente: "De golpe todo se puso oscuro y empezó a temblar"
Dramático relato de una señora que trabaja en el lugar de la explosión
Buenos Aires, 18-7-94 (Interdiarios).- La señora Tamara Bursuck, quien sobrevivió hoy a la explosión en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), relató que estaba dentro del edificio de la institución cuando se desató la tragedia y que "de repente todo se puso oscuro y empezó temblar".
Bursuck, quien trabaja en la AMIA desde hace 30 años y tenía su oficina a metros del despacho del presidente de la entidad, describió a Interdiarios que "estaba sentada hablando por teléfono, y de repente todo se puso oscuro y todo empezó a temblar, había un olor a humo espantoso".
"Una mujer que estaba conmigo, buscaba a su hija que también estaba en el edificio, gritaba desesperada y el escritor Simja Sneh, que trabaja en el lugar y se salvó de la segunda guerra mundial, estaba herido y me pedía que llamara a un médico", detalló.
La señora agregó: "me quedé sentada, paralizada y no me moví, Silvina, mi compañera, me agarró, me levantó, me abrazó y nos pusimos a llorar fuerte y a gritar".
"No se veía nada, creí que había perdido la vista, todo temblaba y se movía, no podíamos tocar nada porque parecía que todo se caía, a unos metros de mi oficina estaba todo caído", agregó.
Relató que "Silvina rompió unos vidrios y salimos a un patiecito del primer piso y gritamos hacia el segundo, pedíamos que nos salvaran".
"Entonces pusieron una escalera muy chica y en la que había que hacer malabarismos para subir, con la intención de que pudiérmos dejar el lugar por las casas vecinas", dijo.
Recordó que "un policía me levantó en brazos, porque yo me estaba desvaneciendo y hablaba. El me dijo `ahora quédese quieta, no hable' y me bajó en brazos, pero Silvina le gritó y le explicó que yo no estaba herida y que podría caminar".
"Era terrible, desesperante, no podría describir qué sentía y qué veía, una cosa es verlo por televisión y otra cosa es estar dentro, es desesperante, todos preguntábamos por todos, todos sabíamos que había compañeros entre los escombros", precisó.
Según el gobernador la bomba estalló en el interior de la AMIA
Buenos Aires, 24-7-94 (Interdiarios).- El gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde, y su secretario de Seguridad, Alberto Piotti, entraron en colisión hoy, al ofrecer dos versiones diferentes sobre la forma en que se produjo el cruento atentado del lunes 18 en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
Para Duhalde, el Gobierno nacional hizo todo "lo máximo que puede hacer un gobierno, que es cuidar la puerta, pero esto pasó adentro y no era el Estado nacional el que tenía el control y la vigilancia del interior de la AMIA".
"¿Qué se pudo haber evitado? ¿que entraran personas con explosivos? -dijo el gobernador en-. Hay que ver quién los puso. En la calle había un patrullero y ahí no pasó nada".
Sin embargo, Piotti aseguró hoy que el atentado se produjo con un choche bomba estacionado frente al edificio de la AMIA.
"En vehículo utilizado fue una camioneta con la caja reforzada, de manera de asegurar que el efecto de la explosión estuviera centrado en el edificio de la AMIA", dijo Piotti.
Duhalde rechazó que exista alguna responsabilidad especial de los servicios de inteligencia argentinos, al señalar que "acá fracasó la inteligencia de todos los países del mundo, porque a estos núcleos terroristas los estudian con prescindencia de adónde vayan a ir".
"Sinceramente -agregó Duhalde-, si los servicios más sofisticados del mundo, que nos han ayudado, tampoco encontraron conexiones, es porque evidentemente debe ser muy difícil".
El gobernador bonaerense supuso que la situación generada por el atentado en la AMIA será superado porque "los judíos superan todo".
"Es la raza más perseguida del mundo, son muy fuertes, para ellos esto es una prueba más de que tienen que seguir manteniendo en su memoria todo lo que pasó", aseguró el gobernador de la provincia de Buenos Aires.
msg.La mirada del comisario Juan José Ribelli cruza el centro de su personalidad. La nariz, la boca y las cejas son su contexto. Y la ilustran. La nariz y la boca, sobretodo, lo asemejan a un ave de rapiña. Pero la dirección de sus movimientos y el objetivo de sus gestos, parten de sus ojos. Allí guarda los secretos. Con la mirada, nada más, se confiesa.
Los muertos fueron 86. Y los heridos sumaron 300. Esa es la confirmación más precisa que pudo brindar la investigación oficial.
La causa pisó tierra firme con la detención Carlos Telleldín. Duplicador de coches de profesión y con contactos en las fuerzas de seguridad. Su padre, en Córdoba, había trabado una fuerte relación con los torturadores del Centro Clandestino de Detención La Perla, que operó durante la última dictadura militar. En esos días entró en escena un ex jefe del campo de detención, acusado de conducir personalmente las sesiones de torturas. El represor intentó ablandar a Telleldín:
- Vos sabés más de lo que contás, nosotros te podemos ofrecer plata y protección, pensálo, que yo igual voy a volver.
Los bonaerenses tenían de Telleldín un concepto devualuado. Lo consideraban un tipo fácil. La jerarquía en La Plata conocía sus negocios con autos doblados.
Aunque en eso reconocen que había llegado a la perfección: Telleldin tenía un lápiz eléctrico con el que se graban los chasis de los Renault. Un tipo que trabajaba en esa fábrica se robó el lápiz y los marcaba. De modo tal que el auto, en lo que hace al chasis, lo marcaba directamente. Y con un motor de otro auto tenía un doble perfecto. Pasaba todos los registros.
Era tan conocida la habilidad de Telleldín para truchar autos robados como la de la policía para sacarle plata: cada vez que tenía un problema, arreglaba, reconoció Klodzyck.
Pero había que mantener la formas. Tras la detención de funcionarios bonaerenses por su participación en el atentado, la Dirección General de Investigaciones elabora un informe solicitado por Klodzyck.
Qué información tenía la Jefatura de la actuación de algunos integrantes de la Brigada de Investigaciones de Vte. López en relación a la presunta protección a personas vinculadas con el robo y posterior venta de automotores, preguntó el Jefe.
El informe fue emitido el 11 de setiembre de 1996. Llevó la firma del Director de Investigaciones, comisario general Armando Calabró. Este Mando General -sostiene el informe- no poseía ninguna clase de informaciones sobre el particular, tomando conocimiento de una posible vinculación a raíz del pedido efectuado por el juez Galeano.
De a poco la Policía bonaerense se fue introduciendo en la causa. Y lo hizo poniéndo en ridículo la tesis original del gobernador. La investigación comprobó que la explosión se produjo a través de un coche-bomba. La descripción del rodado coincidió con la explicación inicial de Alberto Piotti: una Tráfic.
- La cúpula no fue procesada por el tema de la mutual judía, si oficiales y suboficiales. Fue un golpe muy duro para la institución..., confesó Adolfo Vitelli a los pocos días de asumir la conducción de la fuerza, en octubre de 1996.
La anterior cúpula de la Policía bonarense no fue procesada. Es cierto. Sin embargo, cuanto menos participó en la estrategia de defensa por izquierda de los oficiales involucrados. La intención del máximo jefe bonarense, como se verá, apuntó a despegar a Ribelli de toda responsabilidad en el atentado.
El juez Galeano sostuvo en su acusación que policías de las Brigadas de Lanús y Vicente López extorsionaban a Telleldín. A cambio de dinero le permitían doblar automóviles. En este punto, la acusación coincide con la información que manejó Klodzyck.
El domingo 10 de julio de 1994 Telleldín fue apretado por la gente de Ribelli por última vez: les entregó la Trafic.
El 10 de octubre de 1996 trascendió públicamente el Plan CD: Contra Duhalde. La operación había dado su primer paso, dos meses antes, en el despacho de Pedro Klodzyck.
Los abogados de Ribelli fueron los encargados de explicar el Plan: la Tráfic nunca existió y las acusaciones fueron armadas para perjudicar a los policías bonaerenses y, por elevación, al gobernador.
Los letrados le presentaron a Galeano un anónimo en el que basaron la teoría. El explosivo -sostenía la tesis- estaba ubicado en un volquete que fue dejado frente al edificio de la AMIA, en la calle Pasteur. Nunca hubo una Trafic.
Según la teoría, el motor fue plantado por la Policía Federal y la SIDE. Para apuntalar ésta versión, los abogados hicieron incapié en una serie de anomalías en las fechas y horas, entre la confección del acta que establece el hallazgo el motor y el momento en que fue solicitada la intervención de los teléfonos de Telleldín.
Sin embargo, esas irregularidades no modificaron lo inmodificable: los restos del motor fueron hallados entre los escombros dejados por la explosión. Y el último propietario fue Telleldín. De uno u otro modo, estaban involucrados en los hechos.
Nace el plan:
Durante la tercera semana de julio de 1996 Pedro Klodzyck recibió en su despacho un llamado telefónico. Fue el inició de la operación que negó la existencia de la Trafic. Así lo relató el ex jefe en la intimidad:- Quiero hablar con usted. Tengo información sobre la AMIA, le dijo el informante al ex jefe en la primer comunicación telefónica que matuvieron.
A los pocos días Klodzyck lo recibió en su despacho. Tomó sus precauciones y grabó la conversación. El informante le dió sus datos personales y dos números telefónicos, uno de línea y otro celular. Casi de inmediato pasan al tema que los convoca.
Café de por medio, el hombre le expuso el plan:
- Estoy viendo lo que está pasando con su personal. No tienen nada que ver -le asegura-. Hay pruebas en la causa, y yo se las puedo aportar, que demuestran que el motor fue puesto.
A Klodzyck le gustó la idea. La compra. Pero antes de poner a trabajar a su gente en el plan quiere más datos del informante. El buchón reconoce una motivación personal:
- Yo fuí víctima de Telleldin. Me secuestró y me reventó la vida en Córdoba, reconoció el hombre.
De inmediato el Polaco puso en marcha la maquinaria policial para desincriminar a su gente. En ese momento, el Director General de Narcotráfico, comisario Hugo Vacarezza, se encontraba adscripto a la investigación del atentado a la AMIA:
- Vacarezza: mire, le voy a mandar a un hombre de extrema confianza. Está todo documentado, le anuncia Klodzyck.
El informante acudió a la reunión con algunos elementos de su investigación. Esencialmente, se trató de las mismas irregularidades entre las fechas del acta y la orden de intervención de los teléfonos de Telleldín.
Los abogados repitieron el plan de modo casi textual. Pero en la intimidad Klodzyck dió a conocer su convicción personal sobre lo ocurrido el 18 de julio de 1994, en la sede de la AMIA. Una vez más, Ribelli -su pollo-, era inocente.
Las investigaciones son una secuencia de hechos que se suceden y encajan de modo natural. Al menos esa es la idea que tiene Klodzyck. Y para él, la preventiva dictada contra su pollo, no encajaba.
- En mi convicción, la camioneta no la tuvieron nunca, y si la tuvieron yo creo que hicieron un "pasamanos".
La convicción íntima de Klodzyck se completó con los siguientes elementos:
El motor se secuestraba a las dos de la mañana: un personal de la Policía Federal con un acta levantada a mano, con dos testigos supuestamente al azar. Uno de ellos creo que tiene relación con alguien que tuvo una actividad ilícita. No encaja muy bien eso como un investigación natural. El (informante) después me dice que así como pasó en la embajada, en la AMIA también había reparaciones, que en los dos lugares fue la misma empresa, que esa empresa es de unos Haddad |14|, de Avellaneda, que tienen una calera -Santa Rita- y que manejan explosivos. Me agrega fotocopias, porque este hombre está trabajando con algunos fiscales. Fotocopias donde a un señor se le había quedado el auto a 50 metros, había estado con el capot levantado en el momento de la explosión y no vió ninguna Traffic.
El anónimo presentado por los abogados de Ribelli no es tal: su autor tiene nombre y apellido. Klodzyck lo conoce. Y para ubicarlo tiene sus números de teléfonos. Uno de línea y otro celular.
Nota:
14.Se trata de Nassib Hadad y de su hijo Javier Alberto, quienes recuperaron su libertad luego de estar demorados en la causa, en los primeros días de agosto de 1994. Nassib Hadad compró importantes cantidades de amonal en la ciudad de Azul, en tanto su hijo Javier es el titular de la empresa de volquetes Santa Rita, una de cuyas unidades se encontraba frente a la sede de la AMIA al momento del atentado. Volver
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A los premios
Durante la ceremonia del 112º Aniversario de la Policía bonarense, celebrado el 14 de diciembre de 1992, el gobernador entregó los premios y diplomas. El personal destacado merecía una medalla al mérito. De uno en uno, los funcionarios se acercaron a recibir su reconocimiento.
La celebración se realizó en el marco de la Semana de la Policía bonaerense. El acto central se llevó a cabo en la Jefatura, ubicada en la ciudad de La Plata.
En 1880 se promulgó la Ley de Federalización de la ciudad de Buenos Aires y la sanción de la Ley para la Reorganización de la Policía Provincial. De allí que los bonaerenses se reivindiquen como la primer policía de la República, hecho que no es reconocido por los federales.
El festejo del Aniversario coincidió con el lanzamiento del Plan Piloto de Seguridad. En esa fecha se lo puso en práctica en la ciudad de Mar del Plata, y en los partidos de Avellaneda y VIcente López. Por esos días, aún no se había anunciado con claridad en qué consistía el Plan. Pero, para llevarlo a cabo, se comenzó por reequipar a la fuerza: patrulleros, helicópteros, comunicaciones, pistolas y uniformes.
Antes del desfile que dió por terminada la semana de festejos, se procedió a la entrega de premios. Algunas de las manos que estrechó Duhalde esa jornada habían cometido crímenes inconfesables. Otros, burdamente, las habían metido dentro de la lata.
El mensaje fue clarísimo. Los 48 mil hombres de la bonaerense entendieron el perfil que buscaban los responsables de la seguridad en la provincia. Y actuaron en consecuencia.
Entre los premiados hubo quienes, años después, conocerían la fama. Aunque al precio de vivirla desde el lado interno de la Unidad Carcelaria 16, de Caseros.
El 30 de agosto de 1996, el comisario Canales puso la firma sobre un memo que llenaría de dolor a su jefe. Pase a la Oficina de Expedientes -dice el texto- para se agregue al presente copia de la nómina del personal policial cuya detención fuera oportunamente dispuesta por el Juez Federal Juan José Galeano, en el marco de la causa 1598.
De los trece funcionarios policiales detenidos inicialmente por Galeano, de acuerdo a sus legajos seis de ellos habían recibido en 1992 el reconocimiento de manos del gobernador. Ellos son:
- Comisario Juan José Ribelli, acreedor al Premio Liga Patriótica Argentina.
- Comisario Alejandro Burguete, acreedor al Premio Estímulo y Diploma de Honor.
- Subcomisario José Arancibia, acreedor al Premio Estímulo y Diploma de Honor.
- Oficial Principal Oscar Bacigalupo, acreedor al Premio Estímulo y Diploma de Honor.
- Oficial Inspector Walter Araya, acreedor al Premio Estímulo y Diploma de Honor.
- Sargento Ayudante Carlos Cruz, acreedor al Premio Estímulo y Diploma de Honor.
Es de suponer que estos reconocimientos fueron entregados en base a los antecedentes de los funcionarios premiados. Puede aducirse que nadie estaba en condiciones de sospechar siquiera que, cuatro años después, estarían involucrados en el asesinato de 86 personas.
De sus legajos personales, sin embargo, surge claramente que no se trató precisamente de funcionarios ejemplares.
Sobre los trece detenidos, en 1992, pesaban denuncias escandalosas y repetidas. Se premió a quienes merecían ser sancionados o, incluso, apartados de la fuerza. Ningún funcionario provincial se hizo cargo de una respuesta para la siguiente pregunta:
Esos premios, ¿fueron un error o una decisión política?
Los legajos:
Al Sr. Jefe de Policía Bonaerense: comisario General Pedro A. Klodzyck. S/D.: Tengo el agrado de dirigirme a Ud. en causa Nº 1598, caratulada "Bigada de Investigaciones de Lanús-Brigada de Investigaciones de Vicente López p/incumplimiento de los deberes de funcionario público (..) para que proceda -en el día de la fecha- a detener al siguiente personal: comisario Juan José Ribelli (leg. 12325), comisario Alejandro Burguete (leg. 12239), subcomisario Jorge Rago (leg. 13351), subcomisario Irineo Leal (leg. 13301), subcomisario Raúl Ibarra (leg. 13047), subcomisario José Arancibia (leg. 12976), subcomisario Bautista Huigi (leg. 12028), oficial principal Oscar Bacigalupo (leg. 12979), oficial principal Marcelo Albarracín (leg. 14423), oficial inspector Claudio Araya (leg. 16398), subinspector Daniel Quinteros (leg. 18812), y sargento ayudante Victor Cruz (leg. 91476), a efectos de recibirles declaración indagatoria. (..) Saluda a Ud. atentamente. Juan José Galeano. Juez Federal |15|.Para entregar la orden de detención el juez y su secretario viajaron a la ciudad de La Plata. La entrega la hicieron en mano a su destinatario, Klodzyck. Fue en un encuentro reservado en la Jefatura. Hubo pocos testigos de la escena. Y fueron los mismos protagonistas: juez, secretario, el comisario y tres subordinados. En el viaje de regreso Galeano se dió cuenta de inmediato que era seguido por otros automóviles. La maniobra fue ostensible. A lo largo de los setenta kilómetros que separan Buenos Aires con La Plata, el juez y su secretario contaron ocho automóviles -sin patente- que los acompañaron -e intimidaron- durante el trayecto |16|.
La responsabilidad mayor como partícipes necesarios del atentado a a la AMIA recayó sobre sobre Ribelli, Leal, Ibarra y Rago. Todos ellos tienen elementos en común. Pertenecen a la misma generación, nacidos entre 1955 y 1958. Todos ingresaron a la Escuela Juan Vucetich entre los años 1974 y 1976. Fueron formados con criterios policiales impuestos por el general Ramón Camps. Y todos ellos, en algún momento, tuvieron destinos comunes en dependencias del Conurbano bonaerense: Avellaneda, Lanús, Quilmes, Altte. Brown, La Matanza, Morón, Tigre, Tres de Febrero y Vicente López.
De sus legajos el más abultado, inexplicable y escandaloso es el del comisario Ribelli. Las penas disciplinarias que recibió se concentran en el período 1978-1981. En todos los casos, se trata de cuestiones -comparativamente, como se verá- menores.
Por faltas tales como dejar de cumplir las obligaciones, no observar puntualidad en la presentación al servicio o incumplimiento de los deberes propios del cargo, recibió -en siete sanciones- un total de 15 días de arresto.
A lo largo de su carrera policial se le iniciaron a Ribelli 20 sumarios. Todos pertenecen a la categoría sin sanción.
La lista se inicia en 1981. Y, a partir de 1992 -cuando Klodzyck asume la jefatura- a su pollo no se le inició ningún nuevo sumario.
De todos modos, los que tenía a la fecha conforman un listado escalofriante:
Textual:
- 1-11-81. Exp.: 262.918/81.
Sumario instruido por robo, atentado, resistencia a la autoridad y triple homicidio en riña.- 18-5-83. Exp: 505.808/83
Sumario instruido por asociación ilícita, robo con armas, robo automotor con armas, atentado, resistencia a la autoridad calificada, abuso de armas, y doble homicidio en riña.
- 22-11-83. Exp: S/N
Sumario instruido por atentado y resistencia a la autoridad, abuso de armas, homicidio en riña y hurto automotor.
- 30-5-84. Exp: S/N
Sumario instruido por lesiones culposas, declarar las lesiones sufridas ajenas al servicio.
- 15-10-84. Exp: 723.263/84
Sumario instruído por atentado, resistencia a la autoridad y robo automotor.
- 1-11-84. Exp: 772.679/84
Sumario instruido por asociación ilícita, robo, atentado y resistencia a la autoridad.
- 14-1-85. Exp: 781.492/85
Sumario Instruido por asociación ilícita, robos reiterados, robo automotor y homicidio.
- 15-5-85. Exp: 021.042/85
Sumario instruido por atentado, resistencia a la autoridad, lesiones leves, hurto automotor, robo, homicidio y encubrimiento de homicidio.
- 23-8-85. Exp: 043.852/85
Sumario instruido por atentado, resistencia a la autoridad, robo automotor y homicidio en riña.
- 17-10-85. Exp: S/N
Sumario instruido por atentado y resistencia a la autoridad, abuso de armas, robo automotor y doble lesiones en riña.
- 15-5-86. Exp: 158.899/85
Sumario instruído por denuncia
- 26-5-87. Exp: 357.707/86
Sumario instruído por denuncia
- 23-9-87. Exp: 489.061/87
Sumario instruido por privación ilegítima de la libertad y extorsión.
- 11/11/87. Exp: 472.383/87
Sumario instruido por atentado y resistencia a la autoridad.
- 27-6-88. Exp: 568.994/88
Caratulado atentado, resistencia a la autoridad, abuso de armas y lesiones en riña.
- 19-7-88. Exp: 557.960/88
Caratulado atentado, resistencia a la autoridad y homicidio en riña.
- 9-12-88. Exp: 647.975/88
Sumario instruído homicidio en riña.
- 17-3-90. Exp: 647.975/90
Sumario instruido por asociación ilícita, atentado, resistencia a la autoridad y robo automotor.
- 13-7-91. Exp: 179.345/90
Sumario instruído por atentado, resistencia a la autoridad, abuso de armas, tenencia de armas de guerra, privación ilegal de la libertad, robo automotor y lesiones graves.
- 12-12-92. Exp: 379.888/92
Denuncia presunta extorsión |17|.
En síntesis: en once años de carrera como oficial bonaerense a Ribelli se le iniciaron -y no se le concluyeron-, 20 sumarios por los que fue sospechado de trece atentados, trece resistencias a la autoridad, once homicidios, nueve robos de automotor, cinco abusos de armas, cuatro robos, cuatro asociaciones ilícitas, cuatro lesiones en riña, dos privaciones ilegítimas de la libertad, dos extorsiones y, apenas, un encubrimiento.
Nota:
15.Texto de la orden de detención del juez Galeano. Volver
16.Relato brindado a ésta investigación por un legislador que aportó información en la causa AMIA. Volver
17.Legajo personal -012.325- y foja de servicios del comisario Juan José Ribelli, de la Policía bonaerense. Volver
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Salvajes unitarios
- Aparecieron dos muertos más, anunció Duhalde con cara desencajada.
- Cómo dos muertos más...
- Si, dos muertos más y calcinados. En La Matanza, ratificó el gobernador.
El 25 de enero de 1997 Duhalde creyó que su suerte había cambiado de modo definitivo. El asesinato de José Luis Cabezas, fotógrafo de la revista Noticias, era en realidad su propia muerte política.
Cabezas había sido previamente secuestrado a 80 metros de su residencia de verano en Pinamar y, por lo tanto, a igual distancia de la custodia del gobernador.
En la ciudad estaban las caras y cuerpos del poder. Días atrás, en pequeñas cumbres playeras, se sinteiron dueños de una fortaleza política los llevó a fantasear cambios en el gabinete nacional.
Estaban todos y todos tenían a sus custodias. Pierri, Eduardo Menem, Carlos Ruckauf, Eduardo Bauzá, etc. Era la ciudad más segura de la provincia de Buenos Aires. Un asesinato durante el mes de enero en Pinamar, tendría la particularidad de causar el mismo efecto devastador que un asesinato en la residencia del gobernador, en el mes mayo, cuando la actividad es plena y, también, están todos. Es impensable.
Pero José Luis Cabezas murió asesinado en Pinamar, en el mes de enero. Y su cadáver, calcinado, fue dejado a metros del camino que usó el gobernador ese verano, cada mañana, en sus excursiones de pesca a la Laguna Salada Grande.
Y él fue de los primeros en enterarse del crimen. Pero a esa hora el muerto no tenía nombre. Era un muerto más:
- Cualquier cosa avísen, gritó Duhalde a los agentes de la bonaerense cuando reanudó su camino de pescador.
Después le avisaron.
Mucha mala suerte. Esos días su destino se asemejó al de algún gobernador norteño. Y para torcerle el brazo a ese destino, Duhalde convocó al FBI.
El gobernador recibió a la delegación el lunes 3 de febrero de 1997, en la sala de recepciones de su residencia, en la ciudad de La Plata.
Construído a fines del siglo pasado, es un salón amplio y alfombrado. Los sillones que rodean la mesa central están tapizados en cuero, de color verde, con el escudo de la provincia de Buenos Aires estampado en el respaldo. Los techos y las puertas son definitivamente altas.
Entre los elementos que decoran la sala hay un busto de Hipólito Yrigoyen. Sobre la pared que da a la calle 53 cuelga un retrato del Gral. José de San Martín, de pié y con semblante algo cansado.
Detrás de la silla que usa el gobernador, en la cabecera, hay un gran crucifijo. A la derecha están los símbolos telúricos: un apero, un sombrero de gaucho, un facón y una rastra.
Lo más llamativo del salón es una bandera federal auténtica.
Se encuentra en una esquina de la sala, sobre caballetes y dentro de una vitrina. Sobre un rojo inconfundible tiene la leyenda legendaria:
Viva la Confederación Argentina. Mueran los salvages unitarios. Salvaje está escrito con g.
El día que recibió a la delegación del FBI Duhalde inició el diálogo con una mala y desconcertante noticia. En la localidad de La Matanza habían aparecido, calcinados, dos cadáveres. Aún no tenía información precisa. Pero estaba derrumbado.
Por alguna muy bien guardada razón, ante sus invitados, defendió una ves más a la bonaerense:
- Yo no descarto ninguna hipótesis -aseguró el gobernador-. Pero no hay antecedentes de asesinatos de este tipo en la Policía bonaerense.
Nota:
18.Relato de una fuente que ese día se reunió con el gobernador. Entrevista del autor. Volver
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